Acariciar un mapache degustando una bebida o jugar con un minicerdo devorando un pastel. Esto es posible en Shanghái, donde aumentan los “cafés con animales” cada vez más exóticos.
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Estos negocios proliferaron en el Extremo Oriente, especialmente en Corea del Sur y Japón, y ahora se están poniendo de moda en la ciudad más grande de China.
Desde la epidemia de covid-19, suscitan sin embargo preocupaciones ya que algunos piensan que esos cafés son un terreno fértil para posibles transmisiones de enfermedades al humano.
Más allá de los tradicionales perros y gatos, muchos negocios de Shanghái proponen ahora cualquier tipo de animales para acariciar, de mamíferos a reptiles.
Es un fenómeno propulsado por las redes sociales, donde muchos clientes publican fotos realizadas con estas pequeñas criaturas, contribuyendo así a la popularidad de los lugares.
Situado en el centro de Shanghái, el “Raccoon Cafe” (Café de los mapaches, en español) alberga ocho de esos mamíferos de pelambre negra y blanca.
“Son muy tiernos”, declara a la AFP Qin Siyu, jugadora profesional de voleibol que descubrió el establecimiento gracias a las fotos de una amiga.
15 dólares la entrada
Los consumidores pagan un derecho de entrada de 98 yuanes (15 dólares). Pero el comportamiento imprevisible de los animales impide degustar tranquilamente una bebida o un bocado.
De todas formas, después de la epidemia de covid-19, la propietaria del negocio, Cheng Chen, sólo vende bebidas embotelladas para evitar cualquier contacto entre los animales y la comida destinada a los humanos.
La mujer 36 años explica que no tenía ninguna experiencia con mapaches antes de abrir su café a fines de 2020.
Pero comprende las preocupaciones sobre la presencia de los mamíferos.
“No hay reglas particulares. De hecho, casi no hay reglamentación sobre los animales” en China, admite Cheng Chen.
Y espera que se establezcan leyes más estrictas, especialmente para evitar que los animales caigan en manos de personas con malas intenciones.
La variedad de animales no se limita a los mapaches: minicerdos, marmotas, patos, iguanas y geckos (una variedad de lagartos) alegran a los clientes de otros negocios similares.
“Sufrimiento”
Wang Liqun propone un contacto con sus 30 serpientes. Ninguna es venenosa pero pueden morder, aunque hasta ahora eso no ha ocurrido.
“Cuando la gente viene pueden ver las serpientes, de una nueva forma” y superar su miedo, dice Tang, cliente de 27 años de edad.
“Hay quienes encuentran un encanto en esos reptiles”, cuenta.
El doctor Evan Sun, de Sociedad Mundial para la Protección de Animales, organización con sede en Londres, tiene sus dudas sobre estos establecimientos.
“Las estrechas interacciones con animales salvajes alimentan no sólo el sufrimiento sino la crueldad”, pero “refuerzan también la posibilidad de una emergencia y una propagación” de enfermedades animales, subraya, refiriéndose a las enfermedades que se transmiten de los animales al hombre.
“La mayoría de los clientes de esos cafés aman a los animales. Pero no tienen claro que sus elecciones como consumidores también generan un impacto negativo en los animales salvajes y en los humanos”, añade.
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