Alemania impondrá la vacuna obligatoria a los profesionales de sectores “sensibles”, como personal médico o en contacto con personas vulnerables, y restringirá el acceso a la vida pública a los no vacunados contra el COVID-19 cuando se superen ciertos niveles de incidencia y hospitalizaciones.
La canciller saliente, Angela Merkel, anunció un amplio paquete de medidas junto a su probable sucesor, el socialdemocrata Olaf Scholz, tras reunirse con los líderes regionales y ante la alarma por los sucesivos récords de incidencia, que hoy subió a 336,9 contagios en siete días por 100.000 habitantes.
“Estamos en una situación muy seria”, afirmó Merkel, tras admitir que “es absolutamente necesario actuar” para detener el aumento exponencial de infecciones y advertir de que todo ello no sería preciso “si la laguna de vacunaciones no fuera tan grande”, en alusión a la baja tasa de ciudadanos inmunizados.
La tasa de hospitalizaciones en siete días se sitúa en 5,15 por 100.000 habitantes y la de ciudadanos con la pauta completa de vacunación está en el 67,7 %, de los niveles más bajos en Europa occidental.
La implementación de estas medidas corresponderá a los poderes regionales, entre los cuales, indicó el primer ministro del populoso “Land” de Renania del Norte-Westfalia, Hendrik Wüst, hay consenso en la necesidad de adoptar “medidas más drásticas”.
El conjunto de los estados federados han pedido al Gobierno central la implantación de la vacuna obligatoria para profesionales que trabajen y estén en contacto con personas vulnerables -sean enfermos o ancianos-.
Hasta ahora, el Ejecutivo saliente de Merkel había mantenido que la vacuna sería voluntaria. Deberá ahora elaborar el correspondiente proyecto de ley para que pueda implantarse esta medida, algo que podría ocurrir hacia diciembre.
El plan acordado entre el Gobierno federal, el saliente y el futuro, y los poderes regionales contempla además una serie de restricciones graduales, a escala territorial pero con parámetros comunes, para quienes no estén vacunados.
El primer nivel, cuando la tasa de hospitalizaciones supere el nivel 3, como ya ocurre en parte del país, implicará que solo vacunados o sanados podrán acceder a bares, restaurantes y otros espacios públicos cerrados. A partir del nivel 6 se requerirá a estos que, además, presenten un test negativo y, de cruzarse el umbral del nivel 9, se pasará a medidas más drásticas, incluido cierre parcial de la vida pública.
Merkel admitió que “habría deseado un catálogo más amplio”, en alusión al proyecto de ley aprobado hoy por el Bundestag (Parlamento federal), redactado por el futuro Gobierno de Scholz con verdes y liberales y que contempla medidas como la obligación de presentar el certificado COVID-19 o un test del día en el ámbito laboral, así como una recomendación de teletrabajo.
“Estamos en una situación algo insólita. Pero no importa que sea el Gobierno en funciones o el que se está formando. Tenemos que actuar rápido ante una evolución dramática”, zanjó la canciller, en la primera reunión con los “Länder” con asistencia de Scholz, quien se espera se someta a su sesión de investidura como canciller en torno al 6 de diciembre.
Fuente: EFE