El papa Francisco recibió este sábado en el Vaticano al presidente del gobierno de España, Pedro Sánchez. La reunión sirvió para reanudar relaciones y estuvo marcada por el preocupante nuevo brote de coronavirus que azota a Europa.
La audiencia, celebrada como es la tradición con los jefes de estado o de gobierno en la biblioteca pontificia en el segundo piso del palacio apostólico, duró poco más de media hora.
Se trata de la primera reunión entre el pontífice argentino y el dirigente socialista español, quien adelantó el martes durante su viaje relámpago a Roma que iba a invitar al papa a visitar a España “cuando buenamente pueda”.
Sánchez fue recibido con todos los honores en el patio San Damaso dentro del Vaticano y después del encuentro con el papa se reunió con el Secretario de Relaciones con los Estados, Arzobispo Paul Gallagher, en vez del Secretario de Estado, el cardenal Pietro Parolin, como inicialmente previsto.
La audiencia a Sánchez, quien llegó acompañado por su esposa Begoña Gómez, rigurosamente vestida de negro como prevé el protocolo, se llevó a cabo en un momento delicado tanto político como sanitario y tiene como objetivo relanzar las relaciones entre Francisco y el gobierno socialista español.
“Para el gobierno, las relaciones con el Vaticano son importantes, tenemos muchos temas sobre la mesa”, explicó Sánchez el martes durante la conferencia de prensa conjunta con el primer ministro italiano Giuseppe Conte celebrada en la sede del Gobierno italiano.
La reunión papal fue presidida por un encuentro a inicios de la semana entre la ministra de Relaciones Exteriores española, Arancha González Laya, y su homólogo en el Vaticano, monseñor Gallagher.
Una nueva fase
Según fuentes periodísticas, entre los temas de interés común figuran la reforma de la educación, las modificaciones a la ley del aborto y el proyecto de eutanasia, además de las medidas contra los contagios de coronavirus en España, que superaron la víspera los 3 millones, según anunció el mismo Sánchez.
Las dos partes esperan consolidar sus relaciones y abrir una nueva fase tras los cambios decididos por el papa dentro de la jerarquía de la iglesia española, conocida por su talante conservador.
“Francisco quiere marcar un antes y un después en el episcopado español”, escribió en septiembre Jesús Bastante, de la página Religión Digital, al referirse a los cardenales Carlos Osoro (arzobispo de Madrid) y Juan José Omella (arzobispo de Barcelona), considerados cercanos al pontífice argentino.
Entre los temas probablemente abordados figura también la nueva encíclica papal, “Fratelli Tutti”, en la que Francisco denuncia las desigualdades, el “virus del individualismo” y pide el fin “del dogma neoliberal”, argumentos muy apreciados por los aliados del gobierno que preside Sánchez, la izquierda radical de Podemos.
España espera que el primer pontífice jesuita de la historia acepte visitar la ciudad de Manresa en 2022, cuando se cumplen 500 años de la conversión de San Ignacio de Loyola, fundador de la Compañía de Jesús.
La última visita oficial de un presidente del Gobierno de España ocurrió hace más de siete años, el 15 de abril del 2013, cuando el conservador Mariano Rajoy acudió al Vaticano un mes después de la elección de Jorge Mario Bergoglio.
Las disposiciones sanitarias en Italia y el Vaticano debido a la pandemia obligaron a una cobertura periodística limitada.
Fuente: AFP