Los bares, restaurantes, cines, museos y salas de conciertos de Italia se preparan a abrir sus puertas a partir de este lunes, mientras el gobierno presenta su colosal plan para reactivar la economía tras la pandemia financiado por la Unión Europea.
Después de meses de restricciones, de arrancar y parar de cara a la segunda y tercera ola de COVID-19, con un promedio de 300 a 500 muertos diarios, Italia espera que las reaperturas sean irreversibles y marquen el comienzo de una vida normal.
Sin embargo, las reaperturas de unas 140.000 actividades comerciales, autorizadas en la mayoría de las 20 regiones italianas, con cafeterías y restaurantes abiertos para almorzar y cenar, pero sólo en las terrazas al aire libre y hasta el toque de queda fijado a las 22H00 local, han provocado tensiones en el gobierno de unidad liderado por el economista Mario Draghi.
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“¡Finalmente!”, clamó Daniele Vespa, camarero de 26 años del restaurante Baccano, cerca a la turística Fontana di Trevi de Roma, casi vacía en el último año, resumiendo el sentimiento de uno de los sectores más golpeados por los cierres decretados por la pandemia de coronavirus, que se ha cobrado la vida de más 118.000 personas.
“Es el comienzo del regreso a la normalidad, ojalá levanten también el toque de queda”, dice el camarero con tono optimista.
El toque de queda a las 22:00, que podría alargarse durante los meses más calientes de julio y agosto, ha sido una de las medidas que ha generado más discordia.
Draghi, que ha querido respetar el consejo de los expertos y científicos para evitar la movida nocturna y con ello el aumento de los contagios, hospitalizaciones y decesos, ha tenido que soportar las presiones del ultraderechista Matteo Salvini, el aliado más incómodo, quien pide sin cesar reabrir a toda costa y cancelar todas las restricciones.
Cerrados desde hace seis meses, las salas de cine han aprovechado la ocasión. El cine Beltradde de Milán (norte) abrió sus puertas a las 06:00 (hora local) para una sesión inédita de madrugada para 82 personas.
“Fuimos con mi marido. Ha sido una bella locura”, contó a la AFP Francesca Pierangela.
El reconocido economista y ex director del Banco Central Europeo (BCE), quien asumió el poder en febrero, explicó por su parte que asumía un “riesgo calculado” con las aperturas y que las probabilidades de que sean definitivas dependerá del respeto de los protocolos de seguridad y del avance de la campaña de vacunación.
Italia, con una población de 60 millones de habitantes, está administrando alrededor de 350.000 dosis de vacunas al día, aunque con fuertes disparidades entre regiones.
“Si se entiende la reapertura como el regreso de la vida de antes, no hay dudas de que se perderá la temporada de vacaciones en unos meses”, advirtió por su parte Nino Cartabellotta, de la fundación GIMBE, especializada en temas de salud pública.
Fondos para la recuperación
Paralelamente, la tercera mayor economía de la zona euro, que perdió el año pasado un millón de puestos de trabajo y registró una caída del PIB del 8,9%, será sometida a una verdadera terapia de choque gracias a los fondos para la recuperación económica asignados por la Unión Europea.
Italia va a recibir la mayor parte de ese fondo europeo, a saber, 191.500 millones euros (unos 231.600 millones de dólares) en subvenciones y préstamos y planea usar recursos nacionales por más de 30.000 millones de euros (más de 36.200 millones de dólares) para un total de 222.100 millones de euros (268.600 millones de dólares).
Para obtener ese inesperado dinero ha tenido que elaborar un plan de gastos detallado, el cual será ilustrado este lunes al parlamento y enviado antes del viernes a la Unión Europea.
Entre las principales prioridades figuran la renovación de buena parte de sus infraestructuras, una verdadera modernización de país, que incluye renovar y construir nuevas líneas ferroviarias, autopistas e incluso puertos.
Otra partida clave será para la transición ecológica, proyectos de energía con hidrógeno y fuentes renovables así como la digitalización del país, según las anticipaciones.
Para cerrar la brecha entre el norte desarrollado y el sur pobre de la península, entre hombres y mujeres, entre generaciones distintas, Italia preparó un plan colosal, que constituye todo “un desafío” para un país que dejó de crecer desde hace varios años.
Draghi, el llamado “salvador de Italia”, célebre por haber salvado también a la Unión Europea en el 2009 durante la crisis de la deuda, deberá impulsar en cinco años un crecimiento del 3% del PIB y además lidiar con la clase política, que por ahora no resulta unida ante el histórico reto.
“Aquí se necesita un pacto. O fuera o dentro. Salvini no puede seguir amenazando al gobierno de Draghi”, adelantó Enrico Letta, nuevo líder de la mayor formación de centro-izquierda, el Partido Democrático.
Fuente: AFP