La pandemia de COVID-19 golpea a un país que ya padece los estragos de una crisis. (Foto: AFP)
La pandemia de COVID-19 golpea a un país que ya padece los estragos de una crisis. (Foto: AFP)

El 13 de agosto, Darío Vivas, jefe del gobierno de Caracas y cercano a , falleció a causa del . Además, se han contagiado pesos pesados como el ministro de Petróleo, Tareck El Aissami, o el propio Diosdado Cabello, número dos del régimen. La pandemia ha llegado a las altas esferas del chavismo, lo que es un indicador de que el nuevo coronavirus golpea a a un ritmo mucho mayor del que muestran las cifras del oficialismo.

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Hasta el momento, según el Ejecutivo de Maduro, más de 37,500 personas se han infectado en el país, de las cuales más de 300 han fallecido. Pero la oposición ha puesto en duda esos números. Esta semana, el diputado José Manuel Olivares, nombrado por el líder opositor Juan Guaidó comisionado para la salud, indicó que habría un subregistro de por lo menos 60% en el número de decesos. “Estamos viendo el aumento de la mortalidad general y comienzan los fallecimientos en los hogares venezolanos, por eso la data está por debajo de la real”, precisó.

Ya en mayo, Human Rights Watch calificó de “absurdas y no creíbles” las cifras del chavismo, que no concordaban con la situación de “un país donde los médicos no tienen agua ni siquiera para lavarse las manos en los hospitales (...), el sistema de salud está colapsado totalmente (y hay) hacinamiento en barrios y cárceles”.

“Es muy difícil tener una cifra aproximada sobre el desfase (entre los números reales y los que publica el chavismo). Venezuela es un país reconocido por la falta de transparencia con que maneja sus cifras”, advierte Valentina Ballesta, investigadora para Venezuela de Amnistía Internacional (AI).

AI recoge datos de la organización Médicos Unidos de Venezuela, que denunció que 71 trabajadores de la salud murieron entre el 1 de julio y el 16 de agosto. Para el 20 de agosto, la cifra se elevó a 80. Muchos de estos fallecimientos no están contabilizados en los números globales del oficialismo, lo que agrega más dudas sobre su conteo. “Como no hay datos desagregados, nos preguntamos si no los saben o no quieren darlos”, agrega Ballesta.

Incremento exponencial

Al principio de la pandemia, un factor como la poca conectividad del país con el resto del mundo se tomó como una de las posibles razones para la baja tasa de contagios y muertes en Venezuela. Sin embargo, ahora es otro el panorama. En lo que va de agosto, oficialmente el promedio semanal de casos nuevos es de más de mil diarios, en comparación con el que había a inicios de julio, cuando era de menos de 300.

Para el chavismo, una razón para el incremento es la presencia de “casos importados”; es decir, venezolanos que han retornado a su país. Según Naciones Unidas, son unos 70 mil. Para controlar ese flujo, el régimen estableció centros de cuarentena en estados fronterizos, sobre todo en aquellos limítrofes con Colombia. De acuerdo con AI, estos espacios suelen hacer más mal que bien, debido a que no se respetan los protocolos médicos, de higiene o alimenticios.

Pero hay razones más profundas para explicar el repunte. Una es la creciente falta de profesionales de la salud (a los fallecidos se suman aquellos que han emigrado) y de insumos médicos. Según Amnistía, se ha llegado a detener al personal hospitalario que denuncia las malas condiciones laborales. Además, se denunció que el chavismo bloqueó el acceso a un bono ofrecido por la oposición.

Otro elemento es la carencia de servicios básicos, especialmente el agua, esencial para controlar el brote vírico. Un estudio publicado este mes por el Observatorio Venezolano de Servicios Públicos (OVSP) reveló que solo 13.6% de los habitantes de las principales ciudades del país tiene flujo constante de agua potable.

La solución del chavismo para controlar la pandemia ha sido establecer siete días de confinamiento estricto y siete días de cuarentena flexible. “No obstante, cuando tienes un país donde las personas deben surtir sus necesidades básicas diariamente: acceso a salud, agua, a electricidad, a alimentos, a gas para cocinar o combustible, no tienes cómo confinarte”, manifiesta Ballesta, quien no es optimista acerca del futuro cercano. “Creo que probablemente veamos en las próximas semanas escenas muy alarmantes de cómo el sistema de salud, que ya sufría profundas dificultades debido a una emergencia humanitaria compleja, se desborda. Y la responsabilidad recae sobre el Gobierno de Nicolás Maduro”, advierte.

Dato

De acuerdo con Amnistía Internacional, el estado de emergencia por la pandemia ha sido aprovechado por el chavismo para silenciar la disidencia.

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