Javier Alfredo Miranda Romero tenía 41 años y fue asesinado en Génova (Italia) el 2 de noviembre, solo dos días después que naciera su hijo Gustavo Giuseppe, la noche del 31 de octubre.
Quizá por esa misma algarabía es que salió a celebrar el día que lo asesinaron, según los medios locales, porque a un vecino del lugar no le gustó que hiciera mucho ruido.
Javier Alfredo salió el 2 de noviembre con un amigo latinoamericano a ver un partido de la Champions League y en la calle un vecino de la zona, el homicida identificado como Evaristo Scalco, un trabajador portuario de 63 años, se molestó por el ruido que hacían ambos, según informa el diario Il Messaggero.
Según la prensa la local, el homicida primero habría despotricado contra los amigos que estaban en la calle bebiendo una cerveza. Luego, armado con una ballesta artesanal, disparó contra el pecho del peruano, que cayó al suelo al instante.
Los testigos de la zona narran que el atacante intentó quitarle la flecha del pecho al peruano y que posiblemente este procedimiento haya generado más daño que ayuda. Javier Alfredo Romero falleció en el hospital San Martino luego de una operación.
Evaristo Scalco fue detenido y a los policías les dijo que los dos latinoamericanos estaban peleando debajo de su ventana, que les advirtió que guardaran silencio, pero estos le arrojaron objetos y lo insultaron. No tiene antecedentes policiales, recién se mudó al lugar poco más de un mes y sus vecinos aseguran que es una persona tranquila.
“Solo quería dormir, perdí la cabeza cuando los vi orinar contra la pared”, dijo Scalco a los investigadores, aunque algunos testigos señalan que el italiano lanzó insultos racistas contra los latinos antes de lanzar la flecha.
“Los familiares están muy golpeados, hundidos y preocupados”, explicó a EFE el el cónsul general del Perú en Génova, Carlos Tavera, tras reunirse con la hija mayor del fallecido, que vive en Italia, como la hermana y la segunda esposa de Miranda.
La familia, añadió Tavera, todavía no ha decidido si repatriará a su país natal los restos de Miranda, quien llevaba más de 20 años residiendo en Italia.