Dos científicos de instituciones suizas se han unido a los esfuerzos por resolver la misteriosa muerte de nueve montañeros en los Urales en 1959, un suceso que durante décadas ha desatado todo tipo de teorías, algunas incluso paranormales, tanto en la antigua URSS como en la Rusia actual.
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Los dos científicos expertos en geología y avalanchas, Johan Gaume y Alexander Puzrin, han trabajado durante meses elaborando modelos digitalizados para intentar demostrar la hipótesis más realista: que las nueve víctimas del llamado “Incidente del Paso Diátlov” murieron por un alud de nieve que les sorprendió de noche.
Una leyenda engrandecida por el secretismo soviético
Tras más de medio siglo, aquel suceso, ayudado por el secretismo soviético y las insuficientes investigaciones de aquel entonces, inspiró novelas, ensayos y hasta películas de terror, en las que las muertes eran atribuidas a fenómenos tales como experimentos militares secretos, ataques de un “Yeti ruso” o ultrasonidos.
Los nueve protagonistas del misterio (ocho estudiantes veinteañeros y un guía) murieron entre el 1 y el 2 de febrero de 1959 en una ladera del Jolat Siajl (“Monte de la Muerte” en el dialecto local) aunque no fueron encontrados hasta tres semanas después, tras una intensa búsqueda de la policía y el ejército.
Los cadáveres congelados presentaban signos que dieron pie al misterio, y que impidieron llegar a conclusiones cerradas sobre la causa de su muerte: algunos aparecieron semidesnudos o descalzos pese a los 30 grados bajo cero que había en la zona, uno de ellos no tenía lengua, y varios habían perdido los ojos.
Además, se encontraron en tres grupos distanciados unos de otros: algunos en un bosque próximo, y otros junto a la tienda de campaña que les servía de refugio, que presentaba signos de haber sido rasgada desde dentro.
El misterio, que según cuenta Puzrin “se ha convertido en parte del folclore ruso” valió para que la zona del incidente fuera rebautizada como el “paso Diátlov” en honor del líder del grupo de fallecidos, Ígor Diátlov, quien pese a su juventud (23 años) era ya, como el resto de víctimas, un experimentado montañero y esquiador.
Un caso reabierto a petición de las familias
El suceso volvió a los medios de comunicación rusos en 2019 y 2020, cuAndo a petición de familiares de las víctimas la Fiscalía Rusa reabrió el caso y concluyó, tras meses de nuevas pesquisas, que el grupo de montañeros había fallecido al verse sorprendido por una avalancha en plena noche.
Según esta hipótesis, algunos de ellos lograron huir de la tienda de campaña y alejarse unos metros, pero fallecieron de hipotermia al no estar adecuadamente vestidos para afrontar las gélidas temperaturas del lugar.
La teoría de la fiscalía rusa es más convincente que la que hace 60 años publicaron las autoridades soviéticas, que simplemente dijeron que los montañeros habían sido víctimas de “una fuerza insuperable de la naturaleza”, pero a pesar de ello sigue habiendo escépticos.
Los opuestos a ella defienden que los jóvenes habían acampado en una pendiente muy poco pronunciada, de menos de 30 grados, en la que es raro que ocurran aludes, y que algunos de los fallecidos presentaban traumatismos en pecho y cabeza que raramente se observan en víctimas de aludes.
Los expertos en suiza apoyan la hipótesis de la fiscalía
En este punto, y para intentar apoyar la teoría de los procuradores rusos, entraron Gaume, director del Laboratorio de Simulación de Nieve y Avalanchas de la Escuela Politécnica Federal de Lausana, y Puzrin, presidente del departamento de Ingeniería Geotécnica en la escuela homóloga de Zúrich.
Con la ayuda de recreaciones digitales y mediciones matemáticas, los dos expertos, que han publicado sus resultados en revistas científicas internacionales, probaron que un alud en el paso Diátlov, aunque raro, es posible, y puede causar heridas como las encontradas en algunos de los fallecidos.
Aunque se sabe que en la noche del suceso no nevó, lo que hace aún más extraño que hubiera un alud, Gaume y Puzrin consideran que los vientos catabáticos (típicos de zonas montañosas y que pueden arrastrar aire frío ladera abajo) podrían haber sido los principales generadores de la avalancha.
“Ese viento probablemente arrastró la nieve, hizo que se amontonara lentamente, y en cierto punto pudo producirse una grieta que, al propagarse, liberara ese montón de nieve” encima de la tienda de los montañeros, indicó Puzrin, quien tiene orígenes rusos.
Con sus modelos geológicos y matemáticos, los dos expertos esperan que la teoría del alud se consolide en el imaginario ruso, pero seguirá habiendo quienes atribuyan la muerte de los nueve desdichados del paso Diátlov a todo tipo de causas.
Entre ellas no se excluye la del asesinato: algunos piensan que los mataron soldados que los confundieron con presos de un gulag huidos, otros que murieron a manos de pueblos tradicionales de esas montañas, y hay incluso quien cree que se quitaron la vida unos a otros, tras enloquecer al comer setas alucinógenas.
“La verdad es que nadie sabe lo que realmente pasó aquella noche, pero hemos aportado suficientes evidencias cuantitativas para mostrar que la teoría del alud de nieve es posible”, concluyó Puzrin.
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