La gran demanda por conseguir la mayor cantidad de dosis de la vacuna contra la COVID-19 ha ocasionado que los laboratorios y sus plantas de producción no se den abasto para tantas solicitudes de adquisición. Es por eso, que desde la organización Médicos Sin Fronteras solicitaron la liberación de la patente del antígeno.
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Esto ayudaría a que los países con menos capacidad económica y que quedaron rezagados en la lista de pedidos de vacunas contra la pandemia puedan conseguir las necesarias y así inmunizar a su población lo más pronto posible.
En entrevista para DW en Español, Josefina Martorell, propuso dicha alternativa y aseguró que hay países que cuentan con hasta cinco veces más de la cantidad que necesitan para vacunar a toda su población.
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“Esta pandemia es una excepción y lo justifica (liberación de patentes). Una suspensión semejante fue aplicada al principio de la epidemia de VIH/SIDA para que los países de renta baja tuvieran la posibilidad de adoptar medicamentos. Esta negociación se dio durante un periodo de tiempo y ayudó a millones de personas”, comentó.
Uno de los inconvenientes que podrían presentarse si no se inmuniza a la mayor cantidad de la población a tiempo sería la aparición de nuevas variantes que puedan vulnerar las defensas que brindan las vacunas actuales.
“Se seguirán desarrollando variantes y algunas vacunas no serán efectivas. Entonces aparecerán otras formas de esta pandemia de COVID-19. A nivel de utilitarismo, lo que nos conviene en todo el mundo es que la pandemia se acabe en todas partes; de lo contrario, no acabará para nadie”, sostuvo.
Finalmente, consideró que liberar la patente de las vacunas no perjudicará las ganancias de las farmacéuticas, puesto que ya firmaron acuerdos a futuro. Lo único que cambiaría sería la posibilidad que otras empresas puedan producirla a alta escala.