Un hombre armado ingresó a un hospital en Tulsa, Oklahoma, y acabó con la vida de al menos 5 personas el último miércoles, en lo que se ha catalogado como un crimen premeditado, después de la masacre que azotó una escuela primaria en Texas, el pasado 23 de mayo.
El atacante, quien fue hallado muerto en una de las habitaciones junto a dos de sus víctimas, abrió fuego en el segundo piso de un edificio médico, aseguraron las autoridades, según detalló CNN.
“Fue una locura adentro, con cientos de habitaciones y cientos de personas tratando de salir del edificio”, dijo al medio estadounidense el capitán del Departamento de Policía de Tulsa, Richard Meulenberg.
Un tiroteo premeditado
Alrededor de las 05:00 p.m. del último miércoles, las autoridades de Tulsa recibieron una llamada al 911 porque un individuo con un arma de fuego había ingresado al Edificio Médico Natalie en el campus del Hospital St. Francis.
“Escucharon disparos en el edificio y eso fue lo que los dirigió al segundo piso”, dijo el subjefe de policía de Tulsa, Eric Dalgleish.
El atacante, quien no ha sido identificado públicamente, fue encontrado muerto por la policía. Junto él, los efectivos encontraron dos armas de fuego, descritas por Meulenberg como un “rifle semiautomático” y una “pistola semiautomática”, que se habrían utilizado en el tiroteo.
Además, en la misma habitación, dos de sus víctimas yacían muertas en el piso. Aun falta por determinar si es que las cuatro personas muertas eran personal médico, pacientes o visitantes, pero se tuvo conocimiento que el ataque tuvo lugar en un centro ortopédico.
Según Meulenberg, los investigadores están trabajando para determinar el motivo del atacante, aunque no creen que el tiroteo haya sido indiscriminado.
“Fue a este lugar con mucha determinación, fue a un piso muy específico y disparó con un propósito muy específico”, dijo. “Este no fue un tiroteo al azar por parte de este individuo”.
Los testigos en la escena
Lachelle Nathan había llegado junto a su nuera y sus nietos para una cita médica cuando vio a los oficiales corren dentro del complejo hospitalario.
“Es horrible, es triste. Mi nuera es de Buffalo, así que ahora está tan cerca de casa que ya ni siquiera es seguro si sales, ¿sabes?”, dijo Nathan.
En Buffalo, Nueva York, un tiroteo masivo acabó con la vida de 10 personas en un ataque racista en un supermercado el último 14 de mayo.
“Quiero decir, lo ves en la televisión”, dijo su nuera, “pero no crees que realmente vaya a suceder frente a tus ojos, así que esta es una llamada de atención para mis hijos, esto realmente puede suceder en cualquier lugar y es muy aterrador”.
“Ni siquiera puedes ir a una tienda, ni siquiera puedes ir a la escuela, ¿ahora no puedes ir al médico?”, dijo.
De otro lado, Debra Proctor se encontraba en otro edificio del hospital esperando ser atendida, cuando escuchó las sirenas de los policías.
“La policía estaba por todas partes en el estacionamiento, arriba y abajo de las cuadras circundantes”, dijo Proctor, una enfermera registrada con una carrera de más de cuatro décadas. “Todavía estaban llegando cuando yo me iba”.
El tiroteo ocurrió en un “terreno sagrado” de Tulsa
“Este es solo uno de los lugares emblemáticos de nuestra ciudad”, dijo la representante del estado de Oklahoma, Melissa Provenzano, cuando le consultaron sobre este lamentable ataque. Ella estaba en el campus la mañana del tiroteo.
“Este campus es un terreno sagrado para nuestra comunidad”, dijo por su parte el alcalde de Tulsa, GT Bynum, quien también expresó “profunda gratitud” por los servicios de emergencia que “no dudaron hoy en responder a este acto de violencia”.
“Los hombres y mujeres del Departamento de Policía de Tulsa no dudaron”, dijo el alcalde.
“Simplemente no puedo decir suficientes cosas buenas sobre ellos”, agregó sobre la policía.