El diario El Comercio está de aniversario. Apareció en Lima con su primera edición 18 años después de la proclamación de la independencia del Perú, el 4 de mayo como ayer de 1839. Su gravitación en la vida nacional, lo ha convertido a la calidad de institución histórica y viviente. Desde su fundación ha estado con la noticia, informando y opinando en cada momento de nuestra historia nacional e internacional. El Decano vio pasar, a poco de su nacimiento, el auge del guano de mediados del siglo XIX -luego consumado como la prosperidad falaz porque no aprovechamos su bonanza para encumbrarnos hacia el desarrollo-, y la tragedia que nos produjo la infausta guerra con Chile (1879), registrando todo el proceso de chilenización, que le siguió. También, la gran depresión de 1929, superando sus estragos como ahora por la pandemia del Covid-19, y las dos guerras mundiales (1914 y 1939). En sus páginas queda la evidencia de la llegada del hombre a la Luna (1969), uno de los puntos de quiebre en los paradigmas de las relaciones internacionales, que bien podría ser considerado en el futuro el inicio de la era espacial, como ahora los nuevos paradigmas sobre nuestra existencia, promovidos por un virus. Con el privilegio de tratar a don Aurelio Miró Quesada Sosa, amigo entrañable de mi maestro, el embajador Gonzalo Fernández Puyó, y al eminente filósofo y maestro sanmarquino, Francisco Miró Quesada Cantuarias, que me permitió participar de su mesa de discusiones, durante el V Congreso Nacional de Filosofía en la Universidad de Lima (1994), rindo homenaje a uno de los pilares estructurales del alma nacional republicano.

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