Hace 58 años la Iglesia Católica decidió la mayor de las sanciones a uno de sus fieles, Fidel Castro (1926-2016): la excomunión. El líder de la Revolución cubana (1959) decidió proclamarse marxista-leninista, un apego ideológico completamente vetado el catolicismo desde el siglo XIX.

A Fidel le importó un comino el castigo hecho público por el papa Juan XXIII y lejos de conmoverse y suplicar misericordia, arremetió contra la Iglesia cubana persiguiéndola con frenético desdén y a los sacerdotes extranjeros -en su inmensa mayoría españoles- los acosó hasta expulsarlos de la isla.

Por eso años, el Vaticano había sido impactado por el auge del materialismo histórico y dialéctico vitoreado por los comunistas rusos, chinos y cubanos, principalmente. Coadyuvó en ese clima contestatario de la fe el auge del ateísmo excitado por la frase del cosmonauta soviético Yuri Gagarin (1934-1968), el primer humano en sobrevolar alrededor de la órbita terrestre, que al hallarse en el espacio exterior exclamó: “Dónde está Dios que no lo veo” y que, sin proponérselo, sirvió de pretexto para desprestigiar a la Iglesia Católica, Apostólica y Romana, y difundir en el mundo la idea de que la religión era un instrumento perfecto para el control social, negando la existencia de Dios al sostener la incapacidad humana de su demostración lo que era un error pues las cuestiones de fe no son objeto de demostraciones científicas.

El llamado “Papa Bueno”, que convocó al Concilio Vaticano II en 1959, basó la medida en el decreto de su antecesor Pío XII, que dictó la pena de la excomunión para todos los que se atrevieran a proclamar el comunismo. Fidel, que en la longevidad de su vida, fue visitado por tres papas -San Juan Pablo II (1998), Benedicto XVI (2012) y Francisco (2015) en oportunidad de sus viajes de peregrinación-, jamás obtuvo la gracia del levantamiento de la pena impuesta pues tampoco se le ocurrió implorarla.

En mi libro “Fidel Castro: el hombre que quiso cambiar la historia”, publicado por CORREO, relievé el protagonismo que ganó Castro en la historia del siglo XX pero también que fue el responsable de que el catolicismo cubano solo cuente a la fecha el 60% de su población (En total: 11,2 millones de habitantes).