La frase Ad populum panem et circenses o traducido a nuestro idioma “al pueblo pan y circo” fue utilizada por los emperadores en la antigua Roma para incrementar su poder y mantener al pueblo contento con grandes fiestas y espectáculos, aún en su miseria.

Hoy no tenemos emperadores, sino autoridades que fueron elegidas a través del voto popular, y que además no pueden perpetuarse en el poder porque no existe reelección inmediata. Sin embargo, muchas autoridades todavía siguen recurriendo a estas prácticas; ya no con el fin de perpetuarse en el poder, sino para tratar de distraer al pueblo de una escasa o nula gestión.

Y esto se puede evidenciar fácilmente con hacer cierto recorrido por las calles de diversas ciudades en nuestro país, en donde no tenemos siquiera los servicios básicos de luz, agua y desagüe; ni mucho menos se cuentan con calles asfaltadas ni con veredas en donde puedan transitar los ciudadanos. Siempre la justificación de nuestras autoridades es la falta de presupuesto; sin embargo, siempre “hay” presupuestos para poder celebrar a lo grande las fechas de aniversario de la ciudad, en donde se gastan innecesariamente miles de soles llevando grandes orquestas reconocidas a nivel nacional.

Nuestro país requiere de autoridades que puedan tener visión de desarrollo y de tengan claro cuál es el retorno de inversión social por cada sol invertido del dinero público; teniendo claro, además, el enfoque de gestión en mejorar la calidad de vida de los ciudadanos, en educación, salud, igualdad, inclusión social, empleo, etc. Porque definitivamente ya no son tiempos de propiciar el ocio colectivo de masas ni de favores de tipo asistencialistas.