¿Saben los niños y adolescentes en qué mundo viven y cómo se perfila el futuro en el que vivirán, estudiarán, trabajarán, harán sus redes y conformarán su vida familiar? No, porque el currículo tradicional por áreas o disciplinas vigente en el Perú bloquea esa comprensión del mundo y sus problemas.
¿A qué disciplina le corresponde la inseguridad ciudadana, la corrupción, la contaminación ambiental, la pobreza, la desatención a los vulnerables, la pandemia, la mediocridad política, la falta de visión de país, las colas en los servicios públicos, el caos del transporte, la informalidad, el deterioro de la salud mental, el estado disfuncional, la falta autoridad, la justicia arbitraria, y el desacato ciudadano a las recomendaciones oficiales?
¿Cuánto de todo esto entra a la agenda de aprendizajes escolares? Casi nada. Los grandes problemas nacionales no entran a la escuela y luego, cuando estalla una pandemia u ocurre una convulsión política o se producen resultados electorales inesperados o no deseados, buena parte de la población se sorprende, porque no entienden los factores que están en la raíz.
La educación relevante, significativa, pertinente, es la única opción para que los niños y adolescentes desarrollen una consciencia democrática, planetaria, medioambiental, colaborativa, que aspire al bien común a partir del pensamiento libre, autónomo y creativo de la población.
Si los estudiantes no saben en qué mundo viven y probablemente vivirán ni se involucran en ellos desde la infancia ¿de qué les sirve todo lo que estudian en el colegio o en la universidad?