El lamentable discurso del premier Aníbal Torres Vásquez en el Consejo de Ministros descentralizado en Huancayo y su patético intento de disculpa luego de darse cuenta del tremendo papelón internacional al que sometió el país al ensalzar el nazismo y tomar como ejemplo al genocida Adolfo Hitler, no son una penosa anécdota sino una constante gracias a las personas que Pedro Castillo elige para darles algo de poder y representar al gobierno.

Pero lejos de un mea culpa, ayer en otro Consejo de Ministros, esta vez en Puno, Torres volvió a emitir un mensaje polarizante. Criticó al Congreso por presentar mociones de vacancia y dijo que el Ejecutivo no ha usado la facultad que tiene para disolver al Legislativo. Olvida Torres que cerrar el Congreso solo porque se le ocurre al Gobierno,,, es un golpe de Estado y que la facultad constitucional que tanto menciona está sujeta a varios requisitos como dos denegatorias de confianza al Consejo de Ministros.

En vez de buscar la unidad y llamar a la calma, los mensajes del titular de la PCM  exacerban los ánimos y plantean una falsa dicotomía cuando el Perú es uno solo, pero con muchos problemas que resolver.

Castillo y Torres no quieren ser cuestionados y viven dentro de una burbuja en donde ellos nunca se equivocan, y son atacados por quienes los cuestionan o les exigen que dejen el divisionismo y se pongan a trabajar para el país.