El fiscal adjunto supremo Mirko Cano Gamero no tiene la prensa de Rafael Vela Barba, a quien acaba de reemplazar en el cargo de coordinador nacional de las fiscalías especializadas de lavado de activos, pero es un eficiente magistrado que hizo su carrera en el campo penal de la sede del Ministerio Público en Trujillo. En la capital de La Libertad, la producción de Cano Gamero incluyó la acusación fiscal por el caso Escuadrón de la Muerte del coronel Elidio Espinoza, quien junto a nueve policías fueron acusados de secuestro y muerte de cuatro personas en plena lucha contra la criminalidad. Se pidió cadena perpetua contra los agentes. En su experiencia como fiscal provincial en lo penal ha luchado contra el poder que en ese entonces poseía el coronel, que ya en retiro se convirtió en el alcalde de Trujillo. Experiencia tiene, por lo que Mirko Cano no necesitará promover su imagen en medios para hacerse cargo de los abundantes casos de lavado de activos del país. Lo que sería conveniente es que la lucha contra el lavado de activos se potencie en regiones, en especial en Trujillo, ciudad que alguna vez fue calificada, en boca de la procuradora nacional antidrogas Sonia Medina, como la capital del lavado de activos producto del narcotráfico. Sobran los casos: el clan López Paredes o los recursos de la minería ilegal. Esperemos que el cambio de timón en la coordinación de la fiscalía de lavado de activos descontamine el sistema de política y exposición mediática. En un año preelectoral, el país necesita más transparencia y menos discursos para la tribuna. Apelamos a la experiencia de Cano para saber sobrellevar la presión y exponer los resultados.