En este espacio he criticado muchas veces a jueces y fiscales que por desidia, temor, ignorancia, complicidad, sesgo político o exceso de legalismos cometen cualquier disparate como el que vemos en el llamado caso Cócteles, a cargo de fiscales como Domingo Pérez y Rafael Vela, o en la liberación de prontuariados delincuentes que son arrestados por la Policía Nacional incluso con armas y demás evidencias, lo que es una amenaza para la ciudadanía que exige verdadera lucha contra la corrupción y la criminalidad.

Sin embargo, la propuesta de ley que ha hecho Waldemar Cerrón, nada menos que el segundo vicepresidente del Congreso por obra y gracia del resto de bancadas, es un mamarracho como pocas veces se ha visto en la historia de nuestro país. Este caballero, hermano del prófugo Vladimir, miembro de Perú Libre e investigado por el caso Los Dinámicos del Centro, plantea que en el Poder Legislativo se forme una comisión ordinaria adicional para “investigar y sancionar delitos cometidos por jueces y fiscales”.

De un plumazo, el vicepresidente del Congreso busca traerse abajo la independencia de poderes y someter el sistema de justicia a un Poder Legislativo que como el actual, cuenta con elementos de dudosa reputación que estarían felices de cogotear a los jueces y fiscales que llevan sus casos. ¿Se imaginan a la bancada de Perú Libre “fiscalizando” a algunos de los miembros del Poder Judicial que con justa razón ha metido preso al delincuente prófugo Vladimir Cerrón? Eso sería un linchamiento, casi un ajuste de cuentas.

El congresista investigado como parte de “Los dinámicos” debería saber que de los jueces y fiscales que no hacen bien su trabajo, que son muchos, se encarga la Junta Nacional de Justicia (JNJ) o el propio Congreso en el caso de los aforados. Sin embargo, es evidente que el prófugo Cerrón usa su bancada como chaveta para tratar de librarse de las sentencias condenatorias y las investigaciones que tiene en su contra y que desde hace diez meses lo mantienen en algún escondite que la Policía Nacional no logra detectar.

Waldemar Cerrón, el brazo extendido de su hermano en el Congreso, se equivoca al creer que está en condiciones de aplicar el ideario de Perú Libre, que contempla claramente la eliminación de la separación de poderes y el manejo político incluso del sistema de justicia para alcanzar sus objetivos finales como son la destrucción de la democracia y el instaurar una tiranía eterna y abusiva como la que los venezolanos de bien tratan de erradicar luego de 25 años de “socialismo del siglo XXI”.