En la década de los 80 se denominó a Sendero Luminoso como un grupo de abigeos. La mayoría de políticos y periodistas de ese entonces, no entendía lo que realmente estaba pasando en nuestras provincias y cayó en el discurso de la izquierda: no eran terroristas eran delincuentes comunes. Tuvo que pasar el tiempo y recién abrieron los ojos cuando Sendero ingresó a Lima y comprobaron que estos terroristas no venían a robar ganado sino a destruir al Perú.

El tiempo pasó y la izquierda, lejos de aceptar su responsabilidad, negó la existencia de terroristas en el país. Utilizando la CVR quisieron convertir a los grupos terroristas en partidos y buscaron lavarle la cara a estos asesinos. Tiempo después desplegaron el discurso del “terruqueo” para todos aquellos que denunciábamos la infiltración política de terroristas en las regiones y éramos cancelados públicamente y ridiculizados.

Hoy seguimos viendo cómo algunos cómplices de la izquierda niegan la existencia de terroristas y, es más, les permiten formar parte de los gobiernos activamente y actuar violentamente en las calles para destruirlo todo. Hay que tener memoria y valor para llamar las cosas por su nombre: No son manifestantes, no son vándalos, son TERRORISTAS y debemos decirlo sin miedo. Quien no conoce su historia esta condenado a repetirla.

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