Es una lástima que por culpa de un sujeto como Gustavo Petro, a quien los ciudadanos de Colombia eligieron hace poco como su presidente, algo por lo que después de arrepentirán, las relaciones entre ese país y el nuestro, que por dos siglos han sido muy sólidas y fructíferas, hayan entrado en una severa crisis que ha llevado al gobierno de Dina Boluarte a tomar la acertada decisión de retirar de forma definitiva a nuestro embajador en Bogotá

Lo que ha hecho el exguerrillero Petro con el Perú y nuestra democracia es inaceptable por donde se mire. Se ha vuelto en el férreo escudero internacional de un vil golpista como Pedro Castillo, quien agobiado por las investigaciones que tenía y tiene en su contra a raíz de serios indicios de corrupción, no encontró “mejor” salida que intentar el ilegal cierre del Congreso y la toma del sistema de justicia en su totalidad. Él mismo quería ser el juez y fiscal de sus procesos.

Este sujeto que para desgracia de los colombianos es su presidente, ha venido a destruir en pocos meses una hermandad histórica entre dos países que además han sangrado juntos por culpa del accionar de bandas de narcotraficantes y terroristas, una de las cuales precisamente integró Petro con la idea de tomar el poder por medio de las armas y la violencia, para instaurar una dictadura comunista como la de Cuba y otros países que viven en medio de la tragedia.

Por su defensa cerrada del golpista Castillo, Petro debería ser un apestado en la región, un paria. Sin embargo, lamentablemente en el continente muchos mandatarios como los de México, Argentina y Chile se han puesto en la orilla opuesta a la democracia e insisten en abogar por quien ellos mismos, con sus propios ojos, vieron por televisión dando un golpe de Estado, razón por la que fue arrestado, tal como tendría que suceder en cualquier país algo civilizado.

Sin duda la institucionalidad y las libertades en muchos de los países del continente están en crisis. Ningún presidente que se considere demócrata, puede sacar cara ante el mundo por un golpista. Ni las Naciones Unidas ni la Organización de Estados Americanos (OEA), pese a la presencia de Luis Almagro y sus sesgos ideológicos en este último organismo, se han atrevido a defender a Castillo. La tienen clara. Pero Petro insiste. Pobre Colombia.

Por su defensa cerrada del golpista Castillo, Petro debería ser un apestado en la región, un paria





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