¿Democracia directa o tecnocracia? por Rolando Sousa (OPINIÓN)

En el último quinquenio hemos asistido como nunca en nuestro país a momentos de convulsión política, expresada por protestas ciudadanas masivas muchas de ellas violentas y algunas alentadas por terroristas encubiertos,  también hemos asistido a la irrupción de nuevos partidos políticos, uno de ellos, logro hacerse del gobierno en la primera oportunidad que tuvo de postular en las elecciones.

El desencanto de la gente por la política es evidente, la “gente detesta a la política y a los políticos”, ¿cuál es la explicación a esta desafección? ¿Algún politólogo, comentaristas, periodista  han ensayado diagnóstico o solución?,  ¿Cuál sería la alternativa que los ciudadanos piensan como una posible solución al problema?

En realidad, es difícil saberlo porque no existen encuestas imparciales y liberadas de contenido político que puedan dar respuestas a estas preguntas; no obstante, el odio a la política significa que: ¿la ciudadanía quiere participar más en la toma de decisiones, o por el contrario, lo que quieren son profesionales más preparados que aporten soluciones prácticas (tecnocráticas)?

Los partidos de  izquierda en el Perú, siempre aluden a un cambio de la Constitución para lograr una mayor participación; es decir “democracia directa” que en democracias frágiles como la nuestra, no funciona; contradictoriamente dicha postura viene ganando más adeptos en los estratos más olvidados de la sociedad.

La desafección a la política siempre se había explicado por la falta de cumplimento de las promesas de campañas, hecho que en realidad nunca fue analizado a profundidad por la ciudadanía, pues siempre elegimos al “candidato” nunca  propuestas, ocurre lo que se llama en la ciencia política " antropomorfismo electoral”, es decir se “personifica a la elección” .

El ganador se siente un “caudillo” prescinde de la propuesta del partido, implementa su criterio e intuición en base a su ego, la elección termina legitimando a ese personaje que se cree sabedor de lo que conviene al pueblo, soslayando los consensos. Presumo que hoy a los electores les interesa alguien que solucione sus problemas, por tanto, estamos más cercanos a un gobierno de tecnócratas que de mayor participación.