La crisis política en nuestro país ha generado una profunda división entre los peruanos. Ante ello, lo lógico es que el Gobierno tienda puentes. Sin embargo, no lo hace. Por ello crece la desconfianza, que perjudica seriamente a la economía.
Ante la inestabilidad política y económica, se esperaba que el presidente Pedro Castillo ejerza el liderazgo que una buena cantidad de peruanos le encomendó, pero su inacción es muy elocuente. Se mantiene en silencio y solo se escucha esa forma de expresión y decisión destemplada y quejosa del premier Guido Bellido, quien quiere instalar una idea propia como si fuera de necesidad nacional. Ha dado muestras de intemperancia al enfrentarse al ministro de Relaciones Exteriores y ayer ha insistido con una velada amenaza a los medios de comunicación. “Tenemos que democratizar el trabajo desde el Gobierno central en el tema de la prensa”, dijo. Una frase que se puede interpretar como que el trabajo de la prensa se adapte a los deseos e intereses del Gobierno.
No se puede pensar el problema al revés. Desde el poder están analizando qué cosa cambiar en los medios de comunicación y en la gente que se opone y cuestiona al Gobierno. ¿Por qué no piensan en qué cosa cambiar ellos para que podamos nosotros verlo como eficiente y capaz de resolver los graves problemas del país?