Lo dicho por el virtual congresista de Perú Libre, Guillermo Bermejo, no solo es una declaración de intenciones, sino principalmente una demostración del dogmatismo en el dispositivo de poder del partido que lleva como candidato presidencial a Pedro Castillo, algo que echa por los suelos los esfuerzos del profesor para parecer moderado en la recta final de la campaña electoral. Insistir en tirar al abismo la democracia es terrible, pero también es un claro indicio del sendero que tomaría su organización.

De acuerdo a todos los antecedentes, el desprecio por el sistema, las libertades y la alternancia en el Gobierno es asumido también por Vladimir Cerrón y Roger Najar (“los que cortan el jamón en el partido”, según Bermejo). Sus conceptos están ligados al fundamentalismo y a la verdad intocable, a esa intolerancia que en otros países solo generó caos, polarización y pobreza. Sus expresiones oscurecen a Castillo, quien trata siempre de aparentar su respeto y defensa del sistema democrático, al que dice pertenecer.

Ante esta coyuntura, el candidato del lápiz es el más perjudicado. No tendrá margen de maniobra y necesitará mucha estrategia, firmeza y poder de decisión para seguir con chance en la segunda vuelta. Por ahora, no ha demostrado ninguno de estos atributos, así que no creemos que haya milagros.