Para lograr una convivencia armoniosa y una disciplina escolar positiva, el colegio y el hogar –con el apoyo efectivo del Minedu y las direcciones regionales y de UGEL– tienen un rol fundamental en el desarrollo de la tutoría, el bienestar socioemocional y la aplicación de sanciones oportunas al alumno. Si en el colegio no se cumplen las normas ni se practican actitudes y valores ciudadanos, difícilmente lo harán en casa y, mucho menos, en su vida comunitaria. Por ello, resulta indispensable que las familias trabajen con los directores y docentes en esta tarea formativa.
Sin embargo, algo que pocas veces se menciona es que la sociedad educadora conformada por gobernantes, congresistas, jueces, fiscales, lideres, artistas, funcionarios públicos y demás actores sociales y políticos, no siempre asumen actitudes de ciudadanía plena, cívica y ética basada en valores dejando de constituir referentes educativos para los estudiantes, debilitando el mensaje que la escuela intenta transmitir.
Un aspecto clave es que no debe existir temor de aplicar sanciones frente a actos de indisciplina escolar, siempre y cuando sean “proporcionales y recuperadoras”, es decir, que no afecten la autoestima, la dignidad y mucho menos la identidad del alumno y vayan acompañadas de una consejería efectiva.
La ausencia de sanciones genera impunidad lo cual contradice el propósito l(PEN al 2036): formar buenos ciudadanos, inclusivos y equitativos, pero también disciplinados, con valores y bienestar socioemocional. Estas reflexiones deben ser importante en los eventos nacionales, regionales e institucionales para una buena gestión pedagógica del sistema educativo peruano. Lógicamente el Minedu tiene la palabra.




