En el contexto actual de pandemia en el que vivimos, los empresarios somos conscientes que el gran reto que enfrenta la reactivación económica es cómo hacerla sostenible en el tiempo a través de la implementación y cumplimiento de estrictos protocolos de seguridad sanitaria que eviten el riesgo de nuevos contagios.

Así, hemos tomado una serie de medidas para mitigar estos riesgos en nuestro sector como, por ejemplo, asumir el traslado de nuestros colaboradores a las plantas desde sus lugares de origen; la toma de pruebas de descarte de COVID-19; periodos de cuarentena en el caso de los tripulantes; así como el uso de equipos de protección personal, entre otras.

La salud es un tema que no solo compete al Estado. Es también una preocupación y una responsabilidad del sector empresarial y así se está asumiendo, pues creemos que la salud de nuestros colaboradores implica la salud de nuestra operación, al ser las dos caras de una misma moneda.

Sin embargo, es importante señalar que esta responsabilidad no solo radica en las acciones que pueda tomar el Estado y el empresariado. Se requiere un compromiso mucho más amplio. El entorno social, los gobiernos locales, la comunidad y la familia juegan un rol preponderante. Por ello, una adecuada comunicación resulta una pieza fundamental para asegurar que estos cuidados se extremen tanto dentro como fuera de las empresas, en especial en nuestras casas.

La reactivación económica está en marcha. Depende de todos que nunca más la salud y la economía vayan por cuerdas separadas.