Educar para competir
Educar para competir

Estamos ad portas de otro “CADE por la Educación”, que este año tiene como eje central enfocar la educación al desarrollo del país y, como propósito central, promover “la reflexión y generación de propuestas para que el sector educativo asegure el alineamiento de la formación brindada a las necesidades del mercado laboral, a fin de garantizar el crecimiento sostenido del país”.

Tales pronunciamientos me traen a la mente algo a lo que le he venido dando vueltas muchos años y que sintetizo en una idea: educar para competir. ¿Suena muy economicista? Veamos. Hoy, la educación básica y la educación superior se encuentran entre los cinco primeros pilares de la competitividad establecidos por el World Economic Forum, competitividad sin la cual no hay desarrollo. De poco sirven la ampliación de mercados o la innovación empresarial si no existe una masa crítica educada para fortalecer la competitividad, sumarse al esfuerzo conjunto del crecimiento y participar en el progreso económico. Lo entendieron Singapur, Corea del Sur, China y, por aquí, Chile. Como entendieron que sin desarrollo económico no hay desarrollo humano.

Para ello no bastan reformas a nuestro sistema educativo, sino que debe repensarse por completo, incluyendo currículos, duración de estudios, tipo de maestros y, desde luego, mejoras en la infraestructura y equipos para la educación. Con un telón de fondo, tanto para la educación básica como para la superior: la exigencia de un tamiz general en la forma de un examen de graduación -en contraparte al examen de admisión- que debiera ser para todos el mismo, naturalmente con las distinciones por carrera y especialidad, y que recién entonces el título profesional se convierta en un sello de calidad.

Pero todo esto quedaría en simples medidas si no hay una visión que las ordene y sistematice. Y esa visión debiera ser la de educar para competir. El sector Educación debe ser visto como un sector productivo más. Quizás el más importante. La educación es el principal acervo de capital y el mayor instrumento de movilidad social, en particular para los más pobres. Dar a los peruanos la oportunidad de ser más productivos, a partir de poseer una mejor educación que les permita competir, es un deber ineludible de toda la sociedad peruana. Ojalá que el próximo “CADE por la Educación” sea el espacio para discutir esta y otras ideas.

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