Para China aún no es tiempo de rivalizar militarmente con EE.UU. y no porque no quiera sino porque por más que lo desee, materialmente está lejos de conseguirlo, y esta realidad militar desventajosa -en menor medida para Rusia-, es la misma para India, Irán, Corea del Norte, etc.

Ningún país del planeta cuenta el enorme poder bélico de EE.UU. que, a pesar de sus vulnerabilidades, acentuadas en los últimos 20 años por el ataque de Al Qaeda el 11-S, y por la pandemia del COVID-19, que lo ha maltratado con el mayor número de muertos y contagiados en el globo, no ha perdido la calidad de hegemón o superpotencia, solamente atribuible al Estado más poderoso del mundo, lo que no debe confundirse con la calificación de más rico como lo es hoy China o lo fue Japón en su momento.

La guerra fría exige capacidad para disuadir a otro generando equilibrios o balance del poder mundial. Por tanto, Washington y Beijing no están en las mismas condiciones de amenaza recíproca en términos de seguridad y defensa como sí la tuvieron en su momento, EE.UU. y la entonces Unión Soviética, luego de la guerra de 1939.

La identificación conceptual de esta realidad propia de la ciencia de las relaciones internacionales, es básica para calificar al rol de cada uno de los actores del sistema internacional. No es que al Partido Comunista de China ni al Politburó, en manos del poderoso Xi Jinping, no les importe el desarrollo militar. China lo quiere a escala, en primer lugar, y sobre todo, para seguir disuadiendo a Taiwán, a la que irrenunciablemente, considera parte de su Estado; además, por sus disputas fronterizas terrestres con India en el Himalaya, y marítimas en el Mar de China Meridional que mantiene con Vietnam, Filipinas, Malasia, Brunei y por supuesto, Taiwán.

Su calidad disuasiva aunque efectiva, geopolíticamente es regional, por lo que su poder militar aún no es objetivamente competitivo respecto del de Washington, con el que está concentrado en la guerra comercial que mantienen, valiéndose de la Ruta de la Seda. Por eso, no están involucrados militarmente en el Medio Oriente, Birmania, Venezuela, etc. Al no poder imponer equilibrios a EE.UU., ni encararlo a un eventual conflicto, la guerra fría es inexistente.