Roberto Sánchez es un personaje que tiene como “méritos” el haber sido ministro el inepto y corrupto de Pedro Castillo y ser acusado por el Ministerio Público por su presunta participación en el golpe de Estado de su entonces jefe. A ese triste historial ahora se suma que con miras a las elecciones del 2026, se ha convertido en el nuevo aliado del asesino de policías Antauro Humala, quien insiste en fusilar a expresidentes y acabar con la legalidad y el estado de derecho.
Hace poco hemos visto a Sánchez al lado del criminal en un evento “político”, en el que dicho sujeto que fue condenado a 19 años de cárcel, insistió en su “propuesta” de pasar por el paredón a exmandatarios, incluyendo a su hermano Ollanta, así como desconocer desde el primer minuto la Constitución, un documento ante el cual juró el legislador que hoy no se hace problemas en avalar las ideal del cabecilla del “Andahuaylazo” que costó la vida a cuatro efectivos de la Policía Nacional.
Es evidente que con su alianza con Humala, Sánchez está tratando de no volver al anonimato y la irrelevancia política de donde salió en 2021. Para ello no ha tenido el menor escrúpulo de aliarse un asesino, machista, misógino y racista que quiere arrasar con la democracia, las libertades y la legalidad para instaurar un régimen de barbarie y salvajismo. Para este legislador de izquierda parece que vale todo con tal de tratar de mantenerse vigente tras haber sido aliado y quizá cómplice del golpista de Chota.
Para frenar el paso a elementos como Humala, Sánchez y demás aventureros y eventuales cómplices de una carnicería en nombre de un mamarracho llamado “etnocacerismo”, es vital que en las próximas semanas la Corte Suprema de Justicia deje sin efecto y mande al tacho de basura la inscripción ante el Jurado Nacional de Elecciones (JNE) de la agrupación “política” que encabeza el criminal de Andahuaylas por traer “propuestas” reñidas con los derechos fundamentales de las personas y la legalidad.
De otro lado, sería bueno saber qué dicen los congresistas de su colega Sánchez, para quien el Ministerio Público pide 25 años de cárcel por golpista. También cabría preguntar si es ético que un legislador en funciones ande al lado de un sujeto como Humala, quien propone asesinatos y dar una patada a la legalidad, aunque bueno, qué se puede esperar de un personaje que ha trabajado hasta el último día con el hoy recluso Castillo, cuando ya se sabía que era un tremendo incapaz y corrupto.