La vacuna para COVID-19 está aún lejos de encontrarse, validarse. Podría tardar un año más llegar a toda la población mundial. La insostenibilidad del encierro ha llevado a reabrir los medios de transporte terrestre, negocios de atención al público y próximamente también los restaurantes y aeropuertos.

Diversas asociaciones médicas y psicológicas señalan el daño que causa el encierro y falta de socialización de niños en su salud mental. Además, sugieren explicar el encierro como estrategia general para cuidar su salud y no por el daño que ellos (menos vulnerables) le pueden causar a otros más vulnerables, evitando innecesaria angustia y temor adicionales

En ese contexto, en Europa y EE.UU. los colegios se están preparando para reiniciar clases presenciales en setiembre (y algunos en A.L. como Uruguay, Costa Rica, Colombia), ceñidos a los protocolos de seguridad. Cada persona es responsable de su cuidado personal y el de sus dependientes menores o vulnerables por lo que los padres podrán elegir entre clases presenciales y online.

Siendo una situación de futuro incierto y sin opción de gana-gana, lo lógico sería interesarse en los argumentos a favor y en contra de cada opción, para que luego cada familia pondere cuál es aquella con la que se identifica. No hay posturas únicas al respecto y cada contexto familiar, geográfico, económico y social es distinto.

Pienso que es importante leer argumentos sobre una y otra opción, porque de algún modo ya estamos empezando a enfrentar el dilema cuando decidimos que nosotros o nuestros niños salgan a la calle, así no sea para ir al colegio.