El presidente Pedro Castillo y su premier Aníbal Torres se han burlado del recuerdo de los más de 200 mil muertos que viene dejando el COVID-19 y de sus deudos, al nombrar como ministro de Salud a Hernán Condori, un cerronista acérrimo famoso por promocionar productos “médicos” sin respaldo científico cual charlatán de feria o aspirante a curandero, y por promocionarse como obstetra cuando en realidad es solo médico general.
El haber puesto a ese señor a cargo del sector Salud en medio de la tercera ola de la pandemia de coronavirus, es una rotunda patada al corazón y el estómago de las víctimas de esta tragedia que nos sigue golpeando. ¿El “gobierno del pueblo” hará que los peruanos nos curemos con “agua arracimada” o con ivermectima, y que las mujeres sean atendidas en hospitales públicos por médicos sin la debida especialización?
Irónico que el presidente Castillo se llene la boca diciendo que quiere cambiar la Constitución para que “la salud sea un derecho” –algo que ya está consagrado en la actual Carta Magna que el profesor no ha leído– para que a la hora de armar su gabinete en un momento crítico, nombre a un personaje conocido por recetar pócimas “milagrosas”, y recordado por su oscuro paso por la Dirección Regional de Salud de Junín en los tiempos del corrupto Vladimir Cerrón.
Es una lástima que el aprendiz de presidente, condición que ha reconocido el propio mandatario en entrevista a CNN, esté tomando sus lecciones de cómo armar un buen equipo de gobierno, poniendo de por medio la salud y la vida de millones de peruanos que aún nos encontramos sufriendo una brutal pandemia que ha puesto de rodillas al mundo entero. ¿Saldremos airosos tomando Cluster X2, el “medicamento” que promocionaba el hoy ministro Condori, u otro de sus brebajes?
El mandatario ha preferido otorgar ministerios a gente allegada a Cerrón, incluyendo el de Salud, para así tenerlo contento y contar con los votos de la bancada de Perú Libre, en lugar de actuar de forma responsable nombrando a alguien competente que no ponga en riesgo la vida de los peruanos. Lo que ha hecho el presidente Castillo no tiene perdón y demuestra una vez más que no está calificado para el cargo y que lo mejor sería que se vaya a su casa de una vez.