Hace unos días se han llevado a cabo intervenciones y requisas en diversos penales del país, esos centros de operaciones de grandes delincuentes que desde sus celdas y patios extorsionan y dan órdenes para cometer diversos crímenes. Nadie podría estar en contra de este tipo de acciones que realiza la Policía Nacional en coordinación con el Instituto Nacional Penitenciario (Inpe).
Sin embargo, el trabajo en los penales deber ser mucho más profundo que aquel que consiste en eventuales acciones como las que hemos visto. Es urgente poner orden y disciplina en los reclusorios que en muchos casos son manejados por los propios internos. En los penales no puede haber privilegios ni roturas de reglas que permitan las extorsiones a través del ingreso ilegal de teléfonos celulares y la existencia de internet en los alrededores.
Tiene que haber mano dura dentro de las cárceles para que los criminales sepan que si son encerrados, no la van a pasar nada bien por más que tengan dinero. El Perú, con la situación de violencia tan crítica, no puede dejar que en los penales haya ausencia de principio de autoridad y que en algunos casos los reclusos hagan lo que quieran.
Solo falta que haya voluntad política de hacer frente a la criminalidad qur todos los días mata y roba. Sin embargo, todos miran alrededor y nadie hace nada. ¿Por qué?