El testimonio de Salatiel Marrufo tiene mucho de verosimilitud no solo porque coincide con la versión otorgada por Zamir Villaverde sino por lo ocurrido el 11 de junio de 2021. En esa fecha clave, se sucedieron una serie de hechos que -al margen de la tesis fraudista que con múltiples demostraciones se erigió- mostró que ese Jurado Nacional de Elecciones presidido por Jorge Salas Arenas no era una entidad seria ni imparcial y, mucho menos, un tribunal de justicia en temas electorales.
La secuencia de hechos lapida cualquier defensa de los implicados. Hacia la una de la tarde, de manera unánime, el pleno del JNE decide la ampliación del plazo para recibir nulidades de actas electorales hasta las ocho de la noche de ese viernes. Un total de 590 pedidos de nulidad de Fuerza Popular podían haber cambiado el curso de la contabilidad de los votos. Es más, según Marrufo, de acuerdo al conteo de Perú Libre, si se admitía esa revisión, como en primera instancia sucedió, Fuerza Popular ganaba por unos 50 mil votos. ¿Qué pasó después? Que la decisión del JNE fue filtrada por IDL-Reporteros.
Fue entonces que empezó a operar la maquinaria de Perú Libre para revertir una decisión que, inobjetablemente, los llevaría a la derrota. Fue así que de forma insólita para una institución medianamente seria, el fallo se revirtió con la venia de Jorge Salas, Jorge Rodríguez y Jovian Sanjinez, y el voto en contra de Luis Arce. Tras las versiones de Marrufo y Villaverde, es imposible no concluir que existió algo fraudulento ese 11 de junio. Algo que debe ser investigado y castigado. Hay, además, tres nombres que deberán responder ante la justicia y la historia por el daño inconmensurable que le hicieron al país.