Llegamos al último día del 2022 con el inmenso alivio de no tener más a Pedro Castillo en Palacio de Gobierno, algo que ni los más optimistas esperaban, teniendo en cuenta que en el Congreso plagado de “revolucionarios”, “filoterroristas”, “niños” y “dinámicos” no había votos para mandar a su casa a este sujeto por estar al frente de una mafia dedicada a levantarse en peso los recursos del Estado.

Sin embargo, hay poco que celebrar, pues como hemos dado cuenta en Correo Lima hace dos días, un grupo de radicales ya acordó en Arequipa reiniciar una asonada contra el Perú desde este cuatro de enero. Han anunciado un paro y una movilización a Lima exigiendo el adelanto de elecciones para el 2023, una asamblea constituyente, la salida de Dina Boluarte y hasta la excarcelación del golpista Pedro Castillo.

Si esto fuera un “paro” y “movilización” a Lima no habría problema. Están en su derecho de hacerlo. Sin embargo, queda claro que esta gente lo único que busca es generar violencia y atrasar el país, tal como sucedió apenas Castillo rompió el orden constitucional y fuimos testigo de marchas, secuestros de policías, ataques a la propiedad pública y privada, y toma de carreteras y aeropuertos, todo lo cual costó 27 vidas, incluso de menores de edad.

Más allá de las lamentables muertes, no olvidemos que las movilizaciones de la segunda semana de diciembre ocasionaron mil millones de soles en pérdidas, según ha señalado el Ministerio de Economía y Finanzas. Los más afectados, como siempre, fueron los pequeños y medianos empresarios, y sus trabajadores. Todo por culpa de una manga de revoltosos que no tienen otro argumento que el de la violencia y el poner a los más pobres como carne de cañón.

El Perú nuevamente se encuentra bajo la amenaza de grupos radicales que están tratando de imponerse por la fuerza de la pedrada, la quema de llantas y la agresión a las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional, lo cual es inaceptable en una democracia. Hace menos de un mes hemos tenido que afrontar una situación como la que se anuncia, y es de esperarse que el gobierno de Dina Boluarte tenga ya su lista de lecciones aprendidas para poder proceder.

Pese a todo, ¡¡Feliz Año 2023!!

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