A fines de mes sabremos quiénes son las autoridades que renunciarán para ser candidatos a la Presidencia de la República y a las cámaras de diputados y senadores. En esa estampida no participan los congresistas, quienes no pueden dejar el cargo por mandato constitucional. Pero, ¿obligar a una persona a quedarse en su puesto no es acaso una orden incondicional? Yo creo que se debería evaluar si estos últimos pueden retirarse voluntariamente.

Todavía recuerdo la batalla legal que emprendió Javier Valle Riestra para renunciar a su puesto de congresista. Harto de ensuciarse en el fango de la politiquería congresal quiso dejar el cargo de elección popular. Sin embargo, la ley se lo impidió y generó el debate de eliminar el único cargo irrenunciable. Si hasta los presidentes pueden sacarse la mochila de la responsabilidad, entonces por qué no los congresistas que no quieren trabajar.

Lo curioso es que el Congreso apruebe que sus miembros puedan hacer campaña luego del horario laboral (5:30 p.m.) y no que mejor renuncien a sus cargos para que puedan postular a otro de elección popular. Es preferible que los parlamentarios no utilicen el puesto para su proselitismo partidario, así que en lugar de seguir cobrando sueldo completo deberían dar un paso al costado. Sería lo más honesto de su parte.

No creo que haya peruano que se oponga a que un congresista pueda renunciar. Muchos van a calentar la banca, otros están cansados de no lograr consensos para aprobar su proyecto de ley y unos cuantos se han aburrido de cumplir con el país que, lamentablemente, los eligió. Si pueden renunciar a sus bancadas, digo, por qué no al puesto. Nadie los debería obligar a quedarse en donde no producen. En ningún puesto laboral existe esa condición.