La construcción de la Nueva Carretera Central (NCC) a un costo de 24 mil millones de soles, que permitirá hacer un viaje desde Ate-Vitarte hasta La Oroya en dos horas y media en auto particular, y tres horas y media en ómmnibus o camión, es un sueño postergado de los peruanos del centro del país que parece no despertar mayor interés en los sucesivos gobiernos que hemos tenido ni en el Congreso, donde las bancadas están pensando en cualquier cosa, menos en impulsar megaobras de este tipo.
Entre jueves y viernes estuve en la capital de Junín en el VIII Congreso Empresarial del Centro del Perú, coorganizado por la Cámara de Comercio de Huancayo, Confiep, Correo y la Universidad Continental, y me tocó ser el moderador en un panel en el que se trató la necesidad de iniciar los trabajos de este proyecto de 185 kilómetros que consiste en hacer una vía elevada de cuatro carriles, dos de ida y dos de vuelta, que beneficiará directamente a 10 millones de peruanos.
Desde 2017 esta megaobra ha sido declarada de necesidad pública e interés nacional. Sin embargo, pese a su viabilidad y a que hay un contrato firmado para su ejecución con el gobierno francés, hasta el momento no se ha puesto ni la simbólica primera piedra de esta vía que comenzará en Ate-Vitarte para luego avanzar por un túnel a Cieneguilla y continuar por el valle del río Lurín hacia las alturas de Lima. El objetivo es reemplazar la colapsada y peligrosa Carretera Central actual, que todos conocemos.
Esta vía permitirá a la región Junín y a las próximas Huánuco, Pasco, Ayacucho y Huancavelica, hoy casi encajonadas por macizos de los Andes, una mejor conectividad con la costa, y en especial con el aeropuerto Jorge Chávez, y los puertos de Callao y Chancay, si se mira desde el punto de vista del comercio y la exportación. Además, es sin duda una herramienta vital para el desarrollo integral de la Macrorregión Centro, que a su vez podría explotar sus atractivos turísticos, que son muchos.
Sin duda, falta voluntad política para dar un impulso a esta megaobra que debería estar lista en la primera mitad de la próxima década, aunque así como va la cosa, es difícil. Sería bueno saber qué dicen los candidatos presidenciales y congresales al respecto. ¿Conocen al menos que existe este proyecto que podría cambiarle el rostro al centro del país? En caso de llegar a Palacio de Gobierno en 2026, ninguno de ellos estará en el cargo para la inauguración, pero más allá de eso, el país necesita que se ejecute sin más demora.




