El general Francisco Morales Bermúdez Cerruti dio el 29 de agosto de hace 49 años, un golpe de Estado a su colega de armas general Juan Velasco Alvarado, quien, a su vez, se había hecho del poder a raíz de que -en la madrugada del 3 de octubre de 1968- los militares sacaron de Palacio y deportaron al presidente constitucional de entonces, Fernando Belaúnde Terry.

Morales Bermúdez lideró el golpe de estado en 1975 derrocando a Velasco, a pesar de que era presidente del Consejo de Ministros, en lo que se conoció como el Tacnazo, pues lo realizó en esta ciudad un día después del aniversario de la reincorporación de Tacna al Perú.

Pasado el medio siglo del fracaso de la reforma agraria dada por el gobierno de Velasco, es necesario analizar el resultado de esta ley que significó el paso del latifundismo a un sistema de propiedad de la tierra en manos de los campesinos. Una frase resumía la intención del gobierno militar de Juan Velasco: ¡Campesino, el patrón no comerá más de tu pobreza!

Así se implementó las Cooperativas Agrarias de Producción Social (CAPS), que permitían que los campesinos gozaran de los mismos derechos y trabajaran directamente la tierra. La composición de las CAPS nació con un error de marca: los campesinos no se percibían como dueños de la empresa y desarrollaron una mentalidad de trabajadores asalariados, sumado a su no identificación. Esta situación se percibió en la reducción del esfuerzo laboral, al disminuirse las jornadas de trabajo a 3 o 4 horas diarias, aparte del ausentismo. Eran resaltante la falta de autoridad, los actos de corrupción y la obtención de privilegios, al ser los mismos trabajadores los dirigentes. Como dice el refrán: De buenas intenciones está empedrado el camino al infierno.

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