El 30% de los electores del país, unos 7 millones y medio de peruanos, es joven menor de 30 años, entre mujeres (50.4 %) y hombres (49.6 %), con capacidad para decidir el futuro del Perú, según el último padrón electoral. ¿Por qué siendo un bolsón importante existe una división entre ellos y la clase política tradicional?

Son los jóvenes quienes participan activamente de marchas y protestas de toda índole, a veces como una masa dirigida por algún experto politiquero y otras de manera genuina y espontánea. Sin embargo, por lo visto en los últimos años, no hay acto político que los asocie con los representantes de turno. ¿Qué produce esa relación irreconciliable?

No hay grupo electoral que supere a los jóvenes, pero después de cierta campaña se convierten en fieros opositores al régimen de turno. No sienten representación en el Congreso, pese a la presencia de parlamentarios menores de 40 años; no apoyan las decisiones del Ejecutivo; y, lo que es peor, están alejados de la participación ciudadana.

¿Por qué en las encuestas los jóvenes rechazan a los políticos? Se supone que sus demandas no están siendo atendidas: empleo y seguridad. No obstante, las cifras del crecimiento económico son positivas, pero no parecen enfocarse en el requerimiento juvenil. De esta manera, crece la mala percepción de las autoridades de los tres niveles del Estado.

Hace unos años, en Chile hubo una incursión del público joven con ansias de participar en política. Con sus errores y todo, resalto el interés de esos entusiastas menores de 30 años por proponer sus ideas en la gestión gubernamental. Los partidos políticos peruanos deberían darle más oportunidad a los candidatos menores de 30 años, enfocar su discurso en sus necesidades y así abrir las puertas a nuevos militantes. Hoy, en el día de la juventud, algo tiene que cambiar.