Sin duda, la nueva fiscal de la Nación, Delia Espinoza, a va tener que hacer un trabajo inmenso si es que realmente tiene la voluntad de sacar a su institución de la grave e indignante crisis en que se encuentra por la politización, ineptitud y aparente complicidad de algunos fiscales con peligrosos delincuentes a los que liberan con suma facilidad. Lo vemos casi a diario, lo que es una penosa zancadilla a la lucha contra la criminalidad que el país necesita a gritos a fin de evitar más muertes y daño al patrimonio.
Pero hay fiscales que no solo liberan delincuentes en perjuicio del ciudadano de bien, sino que además acosan y hasta piden cárcel para agentes policiales que como tales y en defensa propia abaten a criminales con las armas que les da el Estado. Es el caso del suboficial David Peña Zea, quien podría acabar preso por matar a un hampón con antecedentes por robo agravado identificado como Kevin Castro Ruiz, quien intentó asaltarlo y quizá dispararle en San Juan de Miraflores cuando se ganaba un dinero extra como taxista.
El Ministerio Público ha pedido cuatro años de prisión para el valeroso custodio que más bien debería ser condecorado. Pero no solo eso, también ha planteado que este policía pague una reparación de medio millón de soles a la familia del asaltante. El mundo al revés. Esto solo es posible en una institución que es una traba para la lucha no solo contra la inseguridad en las calles, sino también contra la corrupción, si tenemos en cuenta el trabajo de fiscales como Rafael Vela, José Domingo Pérez y Marita Barreto.
Con situaciones como las que atraviesa el suboficial Peña generada por el Ministerio Público, pero que muchas veces son validadas por jueces, no vamos a ninguna parte en la lucha contra la delincuencia. Si el sistema de justicia quiere meter presos y dejar sin un centavo a los llamados por ley a combatir a las lacras de la sociedad, mejor levantemos las manos, pongámonos a llorar de resignación y bajemos la cabeza cada vez que seamos víctimas de asesinos, ladrones y extorsionadores porque no habrá a quién recurrir.
Es evidente que la nueva fiscal de la Nación tiene que hacer una limpieza general si no quiere que el hartazgo de la ciudadanía frente a los malos fiscales que liberan delincuentes y persiguen policías, llegue a un extremo no previsible por el momento. Tienen que dejar de ser un obstáculo y de ponerse del lado de criminales que deberían estar bajo tierra si se enfrentan a la autoridad o presos de por vida al amparo de leyes que ya existen pero que por alguna razón “extraña” no aplican.