La inseguridad en el Perú se ha intensificado, y la respuesta del gobierno de izquierda de Dina Boluarte ha sido insuficiente y equivocada. El Estado de emergencia, lejos de solucionar el problema, solo ha logrado desplazar la delincuencia, extorsiones y homicidios a otros distritos.
Los ciudadanos siguen viviendo con miedo, mientras la violencia y la extorsión continúan afectando a los transportistas y a la población en general.
El ministro de Educación, Morgan Quero, agregó más leña al fuego al declarar: “No le vamos a hacer el juego a ningún paro”, ignorando por completo la realidad de los transportistas, quienes son víctimas constantes de extorsiones. Estas palabras, insensibles y fuera de lugar, solo demuestran la desconexión del gobierno con los problemas reales de la ciudadanía.
Por su parte, el ministro del Interior, Juan José Santiváñez, prometió renunciar si no lograba reducir las extorsiones. Sin embargo, la realidad es que estas solo han aumentado. ¿Qué espera para cumplir su promesa? Su ineficacia es evidente, y su permanencia en el cargo es una muestra de la falta de liderazgo y responsabilidad dentro del gobierno.
La presidente Boluarte es responsable. A pesar de los múltiples cuestionamientos contra Santiváñez y su evidente falta de idoneidad para el cargo, ella lo mantiene en su puesto. Su inacción es una muestra de su incapacidad para tomar decisiones que realmente beneficien al país. El Perú no necesita funcionarios ineptos que se aferran al poder sin ofrecer resultados.