Como si fuera un corresponsal de guerra, José Domingo Pérez, se presentó en la sede de la Corte Superior Nacional de Justicia Penal Especializada, con una armadura antibalística, aduciendo tener sólidas sospechas de amenazas de muerte en su contra. Como si fuera parte de un episodio cinematográfico, el fiscal Pérez, ingresó en la sala con la prenda protectora, para desarrollar el juicio oral en contra de Keiko Fujimori, lideresa de Fuerza Popular. Así, bajo estas anormales y llamativas circunstancias, se daba inicio a la espectacularización del proceso judicial. El alegato inicial del fiscal parecía ser propio de un propagandista político. Citamos dos frases polémicas: “Fuerza Popular es una organización heredera del legado criminal de Alberto Fujimori”, y “necesita el poder, por eso hace actos de interferencia en el Congreso de la República, porque la acusada Keiko Fujimori, no necesita ser elegida para controlar el Congreso”. Estas frases son parte de una construcción argumental que podrán despertar simpatía en las nutridas filas antifujimoristas, pero que no influirán en el desarrollo del proceso judicial, porque los argumentos son intencionadamente políticos. ¡Esto es, sin duda, un acto de politización de la justicia! El fiscal no disimula, no oculta con decoro su apasionado antifujimorismo, sino que lo expone visceralmente. En la película Excelentísimos cadáveres (1975) de Francesco Rosi, se cometen una serie de asesinatos contra jueces de Italia por motivos políticos, y la trama gira en torno a esos crímenes. Retornando a las primeras líneas del artículo, es probable que Pérez, afectado por la relevancia mediática que se le ha dado, crea estar viviendo en una película similar.