En la semana que termina los peruanos hemos recibido dos muy buenas noticias gracias fallos históricos dados por el Poder Judicial, una entidad muchas veces criticada incluso en este espacio, pero que esta vez ha estado a la altura de las circunstancias, lo que le ha permitido hacer una buena fumigación en la política peruana, pues han enviado al tacho de la basura a una agrupación formada por terroristas reciclados de Sendero Luminoso y a otra encabezada por un asesino de policías como Antauro Humala.

En el primer caso, el Poder Judicial dispuso la disolución del Movadef y pena de cárcel a sus cabecillas, entre ellos brutales terroristas como Elena Iparraguirre y alias “Artemio”, que ya purgan prisión por terrorismo. Con esto, jamás podrán participar en política, como soñaban algunos de por ahí que les hacían el juego y defendían “su derecho” a ser “un partido” a pesar del baño de sangre que Sendero Luminoso ha generado en el país desde inicios de los años 80.

Pero no fue todo. El jueves por la tarde, el Poder Judicial anunció que en primera instancia la agrupación que en la práctica es encabezada por el criminal Antauro Humala debía ser disuelta e impedida de participar en procesos electorales por basar sus “propuestas” en fusilamientos y la destrucción del estado de derecho. Por ahora no veremos a este sujeto intentando ser el próximo presidente del Perú. Claro, el fallo tiene que ser ratificado en la Corte Suprema.

Ha sido una limpieza importante y una muestra de que al menos por esta vez, los jueces del Perú han estado del lado de la razón, de la mesura y de los intereses del ciudadano de a pie que no tiene por qué contar como “alternativas” de gobierno con agrupaciones formadas por terroristas o por asesinos y sus seguidores. Qué dirá el legislador castillista Roberto Sánchez, quien había formado una alianza con Humala. ¿Le dará espacio en su partido para lanzarlo como aspirante al Congreso? Ojo, esto sí es posible al menos por ahora. Quizá podría encabezar la bancada de los “matapolicías”.

Se ha hecho historia, pues estos dos fallos judiciales trasmiten algo de esperanza a los peruanos. Hacen ver que la democracia, la legalidad y la institucionalidad no son bobas y no pueden ser usadas tan fácilmente por terroristas y asesinos para llegar al poder y desde allí dinamitar todo, luego de reírse en nuestras caras. El sistema ha sabido defenderse con sus propios mecanismos, tal como lo hace un cuerpo humano sano cuando es atacado por sucias bacterias.

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