Te lo dijimos muchos y más de una vez. Nunca debiste aceptar colaborar con este nefasto régimen, pero tú lo negaste primero y no quisiste escucharlo después. Te dijimos en otras tantas veces que declinaras a seguir en el cargo porque estabas involucrando y enlodando a nuestra institución, y tampoco quisiste escuchar.
Tu apego al poder y al oropel te obnubiló. Entre tarolas y clarines te lo fuiste creyendo y hasta escudero de Pedro Castillo terminaste siendo, para abandonar el cargo en plena operación militar solo por asegurar tu próximo destino lejos de todo el muladar que has ayudado a formar. Pero claro está que tu única ambición fue aumentar tu fortuna personal, pero no te basto todo eso. Hoy debes estar preocupado en tus pasajes y viáticos para salir de país, dejando atrás una estela de hedor y desaciertos que lindan con lo ilegal.
Dime de verdad, ¿qué se sientes al ver cómo nos sigues afectando producto de tu vil proceder? Hoy sale a la luz la utilización de los medios de nuestra institución para beneficio personal del lápiz, sí, ese que ha sido objeto de una elaborada metamorfosis, que pasó del sombrero y liki liki, al terno con camisa de cuello duro y corbata.
Mira, “Sopa”, la primera plana de más de uno de los diarios de mayor circulación en el Perú nos han vuelto a tocar por tu mal proceder. Realmente te has ganado a pulso el repudio de todos nosotros. Qué pena me da mirarte cuando te miro…. dice la canción y lo dejo ahí.
¡Despierta Perú, despierta!