Extraordinario Javier González Olaechea en la sesión extraordinaria de la OEA que abordó el drama venezolano. Un drama que nos toca y nos conmueve.  Increíble que gobiernos que se proclaman demócratas se nieguen a la transparencia para probar el fraude evidente comparando los resultados electorales. Gobiernos que avalan el baño de sangre que promueve un dictador que ya recibió el repudio de su pueblo. Orgullosos que el Perú haya reconocido rápidamente a Edmundo González y haya sido seguido por EEUU ratificando la línea correcta en la que mucho ha tenido que ver nuestro canciller que exhibió sólida argumentación y dejó en claro su calidad de político y su formación humanista. Levantó las banderas de los principios y el valor de la ética y el derecho. Dejó para la historia la censura a quienes se abstuvieron o se ausentaron. Vergüenza para Brasil, Colombia y México que, coludidos con la consigna de Maduro, se pusieron al frente de un grupo de pequeños países latinoamericanos, incitados a bloquear la verdad de la supuesta victoria del Maduro que esperamos esté viviendo sus últimas horas de prepotencia. No se puede dejar al pueblo venezolano desangrarse solo en su lucha contra la dominación, es el tiempo de la solidaridad y de la eficacia del sistema regional y mundial que protege las democracias. Bien por los gobiernos de la región que votaron de manera clara y principista.  Es el momento de la ONU y de las organizaciones supranacionales. Siguiendo el ejemplo de la Unión Europea, cuyo jefe diplomático, el gran líder socialista Josep Borrell, exigió la publicación detallada de los resultados electorales que “Hasta que no sean verificados no podrán ser reconocidos”. Mientras tanto ni Maduro ni sus secuaces serán recibidos en el viejo continente siempre a la vanguardia de los derechos y libertades.

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