Hemos perdido nuestra estima cuando de elegir se trata, nos conformamos con poco y el futuro se vislumbra peor, con una oferta electoral tan dispersa y abultada, que terminará por atontar al electorado. La “comisión de notables” que ha fabricado este “Frankenstein electoral” encabezada por Tuesta, resulta tan deficiente como los gobiernos de Vizcarra-Sagasti y el gobierno del reo Castillo.

La herencia de estos gobiernos tiene un denominador común. Somos los primeros en lo peor, así con Vizcarra-Sagasti, fuimos el país en el mundo con mayor tasa de mortalidad producida por el Covid 19 y con el gobierno de Castillo cuyos efectos los vivimos ahora, somos a nivel de América Latina el país con mayor inseguridad alimentaria.

Según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), la inseguridad alimentaria se produce cuando: “las personas no tienen acceso regular y permanente a alimentos en cantidad y calidad suficientes para sobrevivir.

Según último informe de la FAO en Perú, aproximadamente 11.5 millones de peruanos (51.7% de la población), no tienen recursos para una alimentación adecuada. Ello explica que entre los años 2014 a 2016 el 37.2% de peruanos sufría de inseguridad alimentaria, esta cifra se incrementó entre el 2021-2024 a 51.7%.

Asimismo, la Contraloría ha señalado que en el 2023 las pérdidas por corrupción ascendieron a S/ 24,268 millones; la inseguridad ciudadana y la delincuencia parecen ganar la partida al encender la tensión entre el Ministerio Público y la Policía, el “chuponeo” se normaliza y los líos conyugales distraen la atención de lo importante.

Necesitamos incentivar la inversión privada, destrabar proyectos, reducir trabas burocráticas, reforma electoral, y consensos políticos con visión de Estado deponiendo aspiraciones individuales. ¡No perdamos la brújula!