El fallo de la Corte Internacional de Justicia de La Haya sobre la delimitación marítima entre Perú y Chile (el 27 de enero del 2014) determinó un momento histórico que definió el inicio de los límites marítimos entre ambos países, basándose en el Hito 1. Este punto, ubicado en la costa del sur, fue determinado por la Corte como el punto de partida del límite marítimo, siguiendo el paralelo que pasa sobre él hasta un punto situado a 80 millas náuticas.

La decisión de la Corte de fijar el inicio en el Hito 1, y no en el Punto de la Concordia, fue fundamental. Al definir que la frontera sigue el paralelo, se facilitó un límite estable y claro que permite a ambos países gestionar sus respectivas zonas marítimas con certeza y transparencia.

Esto no solo asegura la soberanía de cada nación sobre sus recursos marinos, sino que fortalece la cooperación bilateral en la región.

Sin embargo, un aspecto sensible del fallo fue el resultado para Tacna, que quedó con cerca de 300 metros de costa seca, sin acceso directo al mar en esta zona. Esta situación ha sido motivo de reflexión y debate en el Perú, ya que la región históricamente ha tenido una fuerte conexión con el océano.

La costa seca plantea desafíos para el desarrollo local. En definitiva, el fallo de La Haya debe ser respetado como un acuerdo vinculante que garantiza estabilidad y claridad en las relaciones entre Perú y Chile. A partir de esta base jurídica, ambos países pueden seguir construyendo un futuro de cooperación y desarrollo en sus territorios y mares.