El Homo sapiens (“Hombre sabio” en latín), llamado comúnmente “ser humano” pertenece a la familia de los homínidos. De las más de 6,495 especies mamíferas conocidas en el mundo, los seres humanos pareciéramos ser los únicos que combinamos adecuadamente las capacidades de raciocinio, voluntad y emoción; Es común, incluso, que esta sea considerada una cualidad de “superioridad” del hombre frente a cualquier otra especie animal. Pero, pareciera que el ser humano no puede ser catalogado estrictamente como un ser “racional”, sino también hay que añadirle el componente emocional y sensorial, cualidades que nos permiten mayor flexibilidad incluso de adaptación. Hace más de 2,000 años, Aristóteles señalaba que los seres humanos somos animales racionales que buscamos el conocimiento por el hecho mismo de conocer y que la actividad de pensar, requiere necesariamente el desarrollo y uso de un lenguaje, concluyendo en que no puede haber pensamiento sin lenguaje. Y es, precisamente a través de este lenguaje que somos capaces de comunicarnos, aprender, transmitir, inventar y un sinfín de actividades más. Los seres humanos parecemos ser, entonces, los únicos con capacidad de razonar. Platón señalaba también que la “superioridad” de los seres humanos por sobre las demás criaturas de la faz de la tierra radicaba en lo divino del alma humana, concibiéndola como inmortal y racional.
Entonces, si somos una especie racional, dotada de divinidad a través de la inmortalidad del alma, dotada de sentimientos y voluntad, ¿alguien podría explicarnos cómo es que, siendo seres tan privilegiados por naturaleza, tenemos envenenado el corazón? ¿Qué ser humano con capacidad de raciocinio, conciencia, dotado de sentimientos y emociones puede cometer actos horrorosos de degradación y maldad, asesinando a otros seres humanos por dinero, decapitando a niños indefensos frente a sus padres, violando y asesinando mujeres frente a sus hijos y ametrallando incluso a ancianos o usándolos de escudos humanos para esconder sus manos llenas de sangre criminal? ¿Es que nos hemos vuelto todos locos y hemos perdido la razón? Ni los animales más sanguinarios comenten tales atrocidades. ¡Flor de humanidad!