Hace casi dos semanas, diversas regiones del país están afrontando múltiples incendios forestales explicados principalmente malas prácticas humanas y una sequía que ya se anunciaba hace bastante tiempo. Aun así y considerando que lo mismo esta sucediendo en Brasil, Colombia y Bolivia, esta crisis nos toma sin aparente estrategia. El título de esta columna es incendios desapercibidos porque a pesar que estos vienen afectando a nuestros hermanos en Amazonas, Áncash, Apurímac, Ayacucho, Cajamarca, Cusco, Huancavelica, Huánuco, La Libertad, Madre de Dios, Pasco, Piura, Tumbes y Ucayali.; solo recién se visibilizan esfuerzos para hacer frente a esta crisis que es nacional luego de la presión de autoridades locales y de las redes sociales.

Son 14 personas fallecidas que murieron tratando de proteger sus tierras o ancianos que simplemente no pudieron escapar de ellos. Son mas de 3 mil hectáreas las que estarían siendo afectadas, y lo digo en condicional porque en momentos de crisis, los datos son muy importantes. La información sobre el impacto de estos incendios no es amigable ni en tiempo real. Miles de animales huyendo de las zonas siniestradas, ¡es realmente una tragedia! Y lo será también para y agricultores. El daño ambiental es considerable y debiera importarnos tanto como si nuestro propio hogar estuviese en llamas.

Es importante que las autoridades logren identificar si estos incendios han sido originados solo por malas practicas humanas, y no por las mafias asociadas a las actividades de la minería ilegal. Todas las instituciones publicas en los tres niveles de gobierno necesitan estar alineadas y coordinadas para el mismo fin. He logrado conocer casos de algunas entidades que se han limitado a responder “que lo haga otro”, “no es mi competencia”. La mitad del país está en llamas, despierten.

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