Los peruanos siguen perdiendo confianza en el presidente Pedro Castillo. Según la última encuesta de Ipsos, el 73% de ciudadanos de nuestro país desconfía del jefe de Estado. Es evidente que el Gobierno transita por momentos de mínima credibilidad y por eso hay incertidumbre, inestabilidad y nula confianza. De esta forma el Perú no tiene posibilidades de recuperarse y salir adelante. Para cambiar esta situación es importante que Castillo y su equipo cumplan con una tarea insoslayable: garantizar el estado de Derecho y la seguridad jurídica. El problema es que no lo hacen. Por el contrario emprenden proyectos que colisionan con nuestro sistema y las leyes, como el de imponer una nueva Constitución.
El politólogo Francis Fukuyama decía que la confianza en la sociedad es “la expectativa que surge en una comunidad con un comportamiento ordenado, honrado y de cooperación, basándose en normas compartidas por todos los miembros que la integran”. Claramente, Pedro Castillo no cumple con esta expectativa. Su improvisación y su Gobierno sin rumbo claro sufre el rechazo de la mayoría de peruanos.
No es casual entonces que la inflación actual en el país sea la más alta en los últimos diez años. Sin respuestas oficiales ante la crisis económica y con desconfianza, es necesario un cambio de timón. Y por supuesto, con nuevas personas que comanden la nave.