Nada cambiará en la situación de inseguridad que vive el país, si es que jueces y fiscales siguen dejando libre a los delincuentes que con mucho esfuerzo captura la Policía Nacional. Ni sacando soldados en carros blindados, ni teniendo a los mejores agentes del mundo, los índices de violencia irán a la baja si es que el sistema de justicia sigue siendo una coladera por acción de magistrados ineficientes, corruptos o miedosos que a la larga terminan siendo cómplices de asesinos, ladrones y extorsionadores.

En las últimas horas los noticieros dan cuenta del arresto de dos “marcas” en Los Olivos. Uno de ellos había sido detenido en mayo último por ladrón, pero ya estaba nuevamente en las calles, mientras que un venezolano al que se acusa de matar a dos personas en el cerro que une a La Molina con Santiago de Surco, está a punto de salir en libertad porque ya se vence el plazo de 18 meses de prisión preventiva que se le impuso cuando fue arrestado en el verano del 2022.

El caso más escandaloso fue el de “maldito Cris”, quien tiempo antes de asesinar a un sereno de dos tiros en la cabeza, había estado detenido, pero una fiscal del Cono Norte de Lima no pidió su detención al Poder Judicial, por lo que volvió a las andadas criminales. ¿Alguien ha pedido cuentas a esta magistrada? Si hablamos de violadores, hasta ahora no vuelven a detener al engendro que ultrajó y embarazó a su hijastra de 11 años en Iquitos, el cual fue dejado en libertad tras un primer arresto.

Tenemos muy buenas leyes que además son severas, sin embargo, el problema está en los operadores de justicia. Parecen no estar conscientes de la importancia de su rol en la lucha contra la delincuencia, Indigna que cada vez que cae un hampón, sepamos que ha tenido varias detenciones, pero que de inmediato salió a las calles. Además, quién se va a arriesgar a hacer una denuncia si sabe que el sujeto va a estar libre en las siguientes 48 horas, listo para tomar represalias.

Si vemos este duro panorama en Lima, qué se puede esperar en las regiones, donde la violencia se ha instalado con el apalancamiento de jueces y fiscales que tendrán muchas medallas en el pecho y muchas maestrías, pero que no están a la altura de las exigencias de una ciudadanía que si sigue así de desamparada, podría caer en la tentación de hacer “justicia” con sus manos, con lo cual ya estaríamos entrando al terreno del desgobierno y hasta de la barbarie. Esto se debe evitar.

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