La posible realización de un paro nacional durante la APEC pone en jaque la estabilidad de un evento importante para la economía peruana. Esta amenaza no surge de la nada, sino de la incapacidad del gobierno para abordar la inseguridad que azota al país: la delincuencia, el sicariato y la extorsión se han disparado, afectando a todos los peruanos.

El reciente paro del 23 de octubre en Lima y otras ciudades del país fue una señal de la profunda insatisfacción de la mayoría de peruanos.

Miles de personas de diferentes sectores marcharon exigiendo respuestas, paralizando Lima y otras ciudades del país. La inacción del Estado ha convertido esta demanda en un clamor masivo, que ahora podría desembocar en un segundo paro durante la APEC.

La incapacidad del gobierno de izquierda de Boluarte para garantizar la seguridad ha generado un total rechazo y desaprobación de su gestión por parte de todos los peruanos. El fracaso en mantener el orden no solo afecta a la ciudadanía, sino que compromete la realización de un evento internacional de gran relevancia.

En 2019, Chile canceló la APEC ante protestas sociales masivas. Hoy, el Perú enfrenta un escenario similar. Un grave problema que tiene este gobierno es la negación de la realidad y la falta de medidas efectivas.

El fracaso de la APEC podría ser la gota que colme el vaso para este gobierno. Si no logran controlar la situación, quedará claro que su incapacidad de gestionar, no solo la seguridad, sino los diversos problemas que enfrenta el país.