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Vencedores y vencidos deben analizar el escenario post-electoral teniendo en cuenta que la política no tiene periodo de vacaciones y que el partido del 2021 se juega en muchos terrenos. Uno de ellos, esencial, es el de la educación. Dos escenarios son fundamentales para forjar una identidad política: la familia y la escuela/universidad. En el Perú, el sector educativo ha jugado un rol definitivo al marcar la tendencia ideológica de varias generaciones. Desde los novecentistas, pasando por el reformismo de Córdoba, la generación del Centenario, el castrismo de los 70, la infiltración comunista de los 80 y la hegemonía caviar de los 90, la educación peruana ha formado generaciones de votantes.

La educación nos ayuda a comprender los sesgos ideológicos de las últimas generaciones. Enfrentarse al modelo educativo es algo permitido solo a voluntades fuertes que nadan contra la corriente. La izquierda, particularmente la izquierda caviar, es consciente de la importancia de copar la intelligentsia nacional modelando programas curriculares y expandiendo su influencia. La izquierda forma votantes a mediano y largo plazo. La captura de la educación es una estrategia infalible. Esto se ha visto en Europa, Estados Unidos y ahora en Latinoamérica. Contemplen el ejemplo español: PODEMOS es el resultado de una crisis formativa. La izquierda tiene una estrategia educativa en el Perú. Ahora bien, ¿cuál es la estrategia del centro y las derechas? ¿Cómo reacciona la mayoría electoral frente a esta amenaza a su supervivencia? ¿Acaso no tiene nada que hacer? Si entregas la educación, prepárate para la derrota.