Hay un mal que carcome a los medios de comunicación en el país y el mundo entero: la competencia de la virtualidad y su inmediatez. Esto ha conllevado a que algunos formatos periodísticos ingresen a una etapa crítica, previo a su extinción, como viene ocurriendo en el norte del país.

En Piura, el diario El Tiempo, de 108 años de circulación, dejó de recorrer los quioscos el 2023 tras su liquidación como empresa por los sucesos de la pandemia, que alejó a los lectores de su producto físico y arrasó con los anunciantes que paraban la olla. En La Libertad, el diario La Industria de Trujillo correrá la misma suerte de su contemporáneo piurano. Indecopi resolvió la disolución de la empresa de 129 años por malos manejos financieros, una condena que lo sacará de circulación próximamente. La pandemia, una vez más, aceleró la caída de un impreso histórico. Hay un factor fundamental del que no hablan los medios tradicionales: las redes sociales, su principal contrincante comercial.

La proliferación de periodistas online comienza a socavar la infraestructura de la prensa, que incluso no ha podido contener la presencia de sus figuras en el formato streaming (de su propiedad). No debe alegrar a nadie la desaparición de un medio de comunicación, aún cuando este pase a ser digital. Perder un espacio donde puedes informar y dar tu opinión es terrible para la sociedad, aunque tenga parte de la responsabilidad de esta crisis. Esperemos que los periodistas sepan adaptarse a estos cambios.